lunes, 12 de noviembre de 2012

Los Dos Componentes Básicos del Cumplimiento con el Pueblo


Afirmé ayer que, tras haber el pueblo “privatizado” a Luis Fortuño y su comparsa de depredadores del tesoro del pueblo, se impone un cumplimiento cabal con las promesas del PPD --- Alejandro García Padilla y su equipo legislativo --- contraídos con el pueblo durante la campaña electoral.

Ahora bien, ese cumplimiento tiene dos componentes:  la designación de un cuerpo ejecutivo-administrativo de indiscutible capacidad y competencias para ejecutar políticas públicas que el programa del PPD exige.  Que al anunciarse sus nombres no quepa duda de que se trata no de recompensas partidistas sino de capacidades reconocidas en las fronteras del saber pertinente a sus áreas, y de su compromiso con el servicio público y no el envanecimiento público y los relumbrones materiales --- de dinero y símbolos --- de cada posición a ocuparse. 

El segundo componente que decidirá la suerte de Alejandro García Padilla como gobernador es el ejercicio --- sin que le tiemble el pulso --- de su liderato.  Porque el País acaba de pasar por la experiencia de un gobernador de ejecutoria contradictoria, paradójica:  por un lado destructor maniático de instituciones, y del servicio público que juró servir, y por el otro un gobernador débil, escondido, cobarde, que no asumió responsabilidades, no explicó nunca nada de las barbaridades que cometía, de las incompetencias de sus funcionarios ejecutivos, a los cuales despedía sin explicar nada, hasta constituir una machina de nombramientos y despidos, unos por incompetencia, otros por corruptos.  ¿Y el gobernador que los nombró?  Como una veleta, escondido en Fortaleza.

Para que el nuevo gobernador cuaje un equipo ejecutivo, competente, preparado, a contrapelo quizás de sus incondicionales de campaña, tiene que ejercer liderato, voluntad, por sobre consejos mongos de los que no cargarían luego con la responsabilidad por el fracaso.  Este pueblo sabe ya lo que es votar por una cosa y que lo confronten con otra.  El repudio de tal eventualidad no lo pagarán los ayudantes, allegados, o mensajeros de intereses particulares.  Si alguien tiene duda de eso, que le pregunte a Luis Fortuño.

La realidad histórica y política de Puerto Rico dice claramente que el Gobernador no sólo es jefe directo y responsable del Poder Ejecutivo, sino que tiene que ser también el líder indiscutible del Poder Legislativo.  En la medida que no ejerza ese liderato, invita al sabotaje de su mandato.  Eso le pasó a Luis A. Ferre y a Luis Fortuño. 

En ambos frentes, el de la competencia de los ejecutivos, y el del liderato legislativo, un fallo desde la salida invita al fracaso.

¡En guerra avisada… muere gente, pero a gusto!

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