La sabiduría
del pueblo dice que el que nace barrigón, aunque lo fajen. Ningún otro aforismo describe mejor, a
cuerpo entero, a Luis Fortuño, el peor gobernador de nuestra historia moderna,
y ciertamente el más embustero, patológicamente embustero. Los hechos objetivos, ya de dominio público
a través del proceso de transición así lo documentan.
Claro
que él no andaba sólo en esa misión de faltarle el respeto a todo el
mundo: a la oposición política, a
los medios, a los economistas independientes, al País. En eso lo acompañaron gustosamente sus
principales instrumentos de mendacidad planeada: el Secretario de Hacienda Méndez, el Banco Gubernamental de
Fomento, el Secretario de Desarrollo Económico, el Secretario del Trabajo,
entre muchos otros. La prensa de
los últimos días detalla la enormidad del engaño. No es discutible, y sus perpetradores ahora presentan números
“cocinados” para la aritmética de la transición.
Fíjese
el lector que la mentira empezó de la boca de Fortuño mismo, en términos de
promesas que no cumplió. Siguió
con las falsas representaciones de sus Secretarios y jefes de agencias, con la
devastación de la Ley 7 y el despilfarro del gasoducto, que a la destrucción de
nuestra naturaleza llamó --- cínicamente --- Vía Verde. Verdes eran los billetes que en cientos
de millones repartió Fortuño entre sus amigotes. Proclamó falsas emergencias --- fiscal y energética ---
cuando la emergencia ha sido él:
farsante, cínico y embustero.
Así lo confirma ahora su propio Comité de Transición. Se inventan los números, destruyen la
capacidad prestataria, y confiesan ahora que no se realizaron sus
proyecciones. En el IVU saltan de
la proyección de 4 por ciento de crecimiento a 23 por ciento para el 2013 y no
se ruborizan porque no tienen lo que el jíbaro llama “calor en la cara”. ¡Ni Alicia en el País de las Maravillas
imaginó cosa igual!
Comenzaron,
Fortuño y su pandilla, mintiendo en el 2008. Continuaron mintiendo del 2009 hasta hoy --- cuatro años de
vandalismo fiscal y administrativo --- y cierran la campaña la noche de las
elecciones mintiendo, con números contrarios a los que tenía todo el País. Pasada la elección, no han cesado de
mentir, y su Comité de Transición admite ahora que los datos reales de la economía
y del fisco son contrarios --- escandalosamente contrarios --- a los que
Fortuño, Romero, Pérez Riera, y su Secretario de Hacienda Méndez le habían
asegurado al País.
Joseph
Goebbels era un mentiroso oficial principiante, a la luz del mentiroso profesional
que resultó Luis Fortuño. Aquel
intentó con éxito convertir la mentira en realidad; este ha logrado convertir
la realidad en mentira.
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