Encuestas Caseras

Como en el caso de las habichuelas que mercadean la familia Ferré, la encuesta publicada hoy martes 14, tiene el mismo sabor que el grano enlatado por el emporio Ferré. 

Se trata de que, en el momento de mayor deterioro de la administración Fortuño, después de una larga serie de reportajes y editoriales que demuestran esa hecatombe, súbitamente, como una conversión producto de una iluminación en el camino de Damasco, El Nuevo Día decide editorializar en los titulares:  Santini es una línea; Fortuño en empate virtual --- sin respaldo alguno de los números, dándolos por ciertos.

Como no soy político, sino ciudadano libre, puedo decir lo que los políticos dicen por lo bajo y no se atreven decir públicamente:  esos números de El Nuevo Dia son arreglados en sus oficinas, o pagados a la carta a quien los autorizó.  ¿Por qué?  Porque El Nuevo Día no es prensa libre, objetiva, balanceada.  Es una prensa que se ha definido, política y comercialmente, como “king maker”, como “factotum” de la política puertorriqueña, porque esa es la estrategia comercial que le produce atención e ingresos.

No hay más que visitar la numerología del año 2000, y del 2004, para saber que El Nuevo Día sobó los números para favorecer al PNP --- escondiendo la verdad a base de los indecisos.  Puso a perder a Sila María Calderón y a Aníbal Acevedo Vilá, escondiendo los números que conocía, que decían que los indecisos estaban rompiendo a favor de ambos.  Ellos ganaron, y El Nuevo Día perdió credibilidad.

En el año 2000, en su última encuesta mendaz puso a ganar a Santini en forma inalcanzable, y ni publicó los números de Eduardo Bhatia --- que luego perdió sólo por 3,000 votos.  El Nuevo Día derrotó a Eduardo Bhatia.

Hoy quiere hacerle lo mismo a Carmen Yulín Cruz.  Que no se vista, que no va, le dice, porque “Santini es una línea”.  Ese es un periodismo sucio, parcializado.

Se gotea una pregunta inevitable, sobre San Juan.  Sobre las candidaturas a la gobernación no hay que hablar.  Por más que manipule, Fortuño esta más muerto que la Reina Ana de Inglaterra.  Pero sobre Santini, se impone la pregunta:  ¿Qué intereses numismáticos median entre Santini, sus millonarias agencias de publicidad y el comercio periodístico del imperio Ferré? 

Porque esa proto-encuesta no es explicable de otra manera.  ¡Es casera, como las habichuelas que venden, o vendían, si las han vendido!