Esa negación
de los derechos fundamentales de la persona humana --- la libertad de expresión
talada en el Código Penal Fortuño, y la presunción de inocencia previo al
encarcelamiento --- es producto de otra negación. La que Fortuño practica ante su fracaso frente a la
galopante criminalidad durante su cuatrienio en la gobernación. ¿Solución? Negarle al pueblo sus derechos fundamentales y confundirlo
para que crea que con llamarle asesinos a los acusados el pueblo se espanta y
vota por el fraude moral e intelectual que le propone. Quiere que la negación de su fracaso
produzca la negación del pueblo a sus derechos. Hay que negarle ese gusto demagógico: la negación de la negación --- decía
Hegel --- es la verdad.
Si la
patraña de la fianza niega derechos específicos, la enmienda propuesta para diz
que reducir el numero de legisladores es mucho peor, por más destructiva de la
democracia.
En vez
de atender el problema de la corrupción masiva de sus senadores y
representantes, Fortuño hace el aguaje de reforma reduciendo su número: pero que siga el banquete de sueldos,
dietas, carros, asesores y cadres políticos como sanguijuelas de un excesivo
presupuesto. Se trata de una cruda
hipocresía adicional de Luis Fortuño.
Todo ello con un costo adicional a la democracia porque entonces un
puñado de legisladores se abrogarían todo el poder representativo, no de sus
vecinos o comunidades conocidos, sino de vastas regiones poblacionales y de
electores que no conocen, no pueden conocer, no saben ni lo que piensan ni lo
que necesitan de su gobierno. Se
trata, en primer lugar, de un embuste típico de Fortuño, pero de algo más
serio, de un golpe de estado partidista para abrogarse todo el poder del País.
Por
eso, primero hay que derrotar --- votar NO
--- a las dos propuestas enmiendas el día 19. Pero sobre todo, y después, derrotar masivamente a Fortuño
en noviembre 6. No podemos
permitir que el deterioro moral y político de Luis Fortuño se convierta en
nuestro propio deterioro como pueblo.
No y No ahora… y No a Luis Fortuño después.
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