Todo el
País sabe que el pueblo, a su mejor entender práctico, rechazó el pasado 19 de agosto
la trampa burda que quiso tenderle Luis Fortuño y su camarilla de
corruptos. Por eso, desde la
perspectiva del pueblo, ¿quién ganó y por qué? Ganó el pueblo, con lo que los franceses llaman el “bon
sens” – el buen sentido práctico, nuestro sentido común.
Ningún
gobernante serio le propone a su pueblo que vote para perder libertades, y para
perder capacidad de hacerse representar para que sus legisladores atiendan sus
problemas y necesidades. Pero los
gobernadores tramposos que sólo piensan en su poder y en su dinero no tienen
empacho en proponerle al pueblo que se entregue a sus verdugos para que su
sacrificio y opresión sea legal.
Eso pretendió Luis Fortuño.
La verdad
de este juicio se confirma con la reacción de Fortuño a la derrota fulminante
que sufrió su pretensión inmoral, sin mérito alguno en los hechos objetivos
pertinentes.
Fíjese
el lector de este espacio que, como reacción a la derrota, Fortuño no intenta
argumentar la razón que le asistía al proponer ambas barbaridades. No. Lo que hace es un llamado a su partido a redoblar esfuerzos
para ganar en noviembre y luego aprobar las mismas porquerías.
Ganó,
contra toda esa miseria ética y política, repito, la sabiduría práctica que se
llama “sentido común” --- la intuición racional de la verdad contra la mentira.
Cuando digo que ganó el pueblo, tengo
que aclarar que el pueblo es mucha gente, porque la política democrática
representa un diálogo efectivo entre el pueblo y sus líderes. Ya he mencionado al pueblo, y su
instinto de conservación. Quizás
debo recordar, que los pueblos a veces no saben hacia donde quieren ir. ¡Ah! Pero siempre saben hacia
donde NO quieren ir. De ahí
su voto masivo en 1991 contra Rafael Hernández Colón y su espúrea tesis de “los
derechos democráticos”. Como el
pueblo no podía entender aquella mogolla politiquera --- como la que propuso Fortuño
el domingo 19 --- le votó en contra, entonces y ahora.
El pueblo
olfateó la peste de la politiquería vulgar en ambas instancias, y dijo NO, NO,
y NO.
Estos
principios que hoy expreso, sin embargo, no se convierten en decisión del
pueblo en la urnas automáticamente.
Porque en la democracia el pueblo necesita líderes que articulen sus
intuiciones y amparen sus decisiones sinceras y honestas. Y la jornada del pasado domingo 19 no
fue excepción a la regla: los líderes
del No aparecieron y convirtieron la desidia y la duda, en militancia, y la
posible derrota en verdadera virazón electoral.
Los héroes
de esa virazón, los que con éxito sacaron la cara por el pueblo y por el
Partido Popular, fueron muchos, pero entre ellos he de destacar principalmente
al exgobernador Aníbal Acevedo Vila, que en forma valiente, brillante y
articulada, congregó hacia el NO la victoria contundente del domingo 19. No fue él sólo, porque hay que destacar
también la voz clara y sencilla de Miguel Hernández Agosto, Eduardo Bhatia y
Rafael Cox Alomar: inteligencia,
carácter, liderato moral.
En todo
caso en que se encuentren los sanos motivos del pueblo y la voz articulada de
los líderes --- los que sean --- hay futuro democrático para el País.
No hay comentarios:
Publicar un comentario