Todo el
espectáculo montado por las autoridades universitarias para justificar la
sinecura ---prebenda oficial a quien no la merece --- a Ricky Rosselló, confirma
una vez más la podredumbre moral del régimen de Luis Fortuño. Se trata de una ristra de mentiras que
fluye desde la presidencia --- la no presidencia --- de la Universidad hasta
los nuevos personeros del PNP del Recinto de Ciencias Médicas para justificar
un nombramiento académico regular a un diletante, principiante de la ciencia biológica. Los detalles huelgan, porque la prensa
ha documentado los procedimientos apócrifos seguidos para justificar este
insulto a los claustros universitarios.
No hay
dinero, se alega, para cubrir las plazas vacantes en todas las materias. Los derechos de los cualificados se
saltan para perpetuar otra rossellada. ¡Ah, quien lo hereda no lo hurta! Pasamos de la pensión
corrupta del padre al nombramiento corrupto del hijo. Ahí se demuestra la marca
de fábrica: pensión por robo,
nombramiento por úcase.
Mientras
tanto, escasean los cursos para los estudiantes y profesores bona-fide de la
Universidad. Se aducen causas de
escasez económica, mientras el pudor está de vacaciones en la alta administración
de la Universidad, porque cayó, como el Supremo y todo lo demás, en “el
banquete total” que anunció De Castro Font y realiza inescrupulosamente Luis
Fortuño.
La
prensa anuncia hoy que en la propia Fortaleza han atornillado a más de 40
alicates políticos en plazas permanentes, anunciando su propia derrota desde
ya, pero con la intención de negarle al próximo gobernador su propia gente de
confianza. El golpe politiquero es
ilegal, y así tendrán que confirmarlo lo que quede de las cortes para el 2 de enero
próximo.
Estos hechos sórdidos confirman mis
advertencias en los pasados dos escritos:
una, que vivimos los meses más peligrosos de nuestra historia moderna,
porque esta mafia fortuñista no tiene sentido de límites, que es la esencia del
gobierno constitucional. ¿Y la otra? La reducción del gobierno al partido. La mafia al mando.
Suficiente
sobre el señorito Rosselló y las implicaciones de su arrivismo. Pasemos al otro señorito engreído,
Rafael Hernández Colón, Duque de la Mermelada y Marqués de la Paja. Porque escribió hoy una columna en El
Nuevo Día, supuestamente defendiendo un juicio justo para Pablo Casellas. Con eso no hay problema. Todos deseamos un juicio justo para
este ciudadano. Y afirma RHC que
no se puede negar la “presunción de inocencia”.
Pero,
suponga el lector que a este ciudadano se le hubiese acusado de asesinato bajo
la doctrina draconiana de Luis Fortuño y RHC de que se le negara la fianza,
¿dónde queda la presunción de inocencia y juicio justo por las que lagrimea
hipócritamente en su escrito RHC?
La única
razón para ese escrito hipócrita de RHC es la amistad de muchas décadas con el
padre de Pablo Casellas, amistad que a mí me une también a mi admirado
amigo. En otras palabras, no
escribe por la verdad --- la que sea --- sino por la amistad. Y eso es importante porque la amistad
sincera y fiel es una de las más nobles virtudes humanas. Sin embargo, como le dijo Aristóteles a
un seguidor de Platón sobre porqué refutaba sus ideas: “soy amigo de Platón,
pero más amigo de la verdad”.
¿Cuál
es la verdad en este caso? Yo no sé. Ojalá sea la que alega Pablo
Casellas. Lo que no se puede
pretender, sin embargo, es la moralidad jurídica de un juicio justo y presunción
de inocencia cuando a menos de dos semanas le negó con su voto a ciertos acusados
--- de asesinato, como es este el caso – el derecho a la fianza, lo que anula
la presunción de inocencia y un juicio
justo que ahora simula defender. O
se hace rolos RHC, o se hace papelillos.
La cuenta de banco ética de RHC no da para otra cosa.
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