Los 71
días que nos separan de noviembre 6 --- como espada de Damocles --- se ciernen
amenazantes sobre el pueblo de Puerto Rico. La mafia fortuñista no descansa urdiendo esquemas, diseños,
“scams”, como le dicen los norteamericanos, sobre cómo robarle lo que queda del
tesoro y los haberes públicos creados por administraciones decentes del pasado.
Esa
voluntad ratera se alimenta no sólo de la funesta teoría republicana del estado
y la sociedad, sino de la voluntad de negación con que Luis Fortuño se aferra a
sus embustes y chapucerías. Ha
tenido el cuajo de afirmar --- después de echarle la culpa a sus políticos,
legisladores y alcaldes, de su doble derrota el domingo 19 pasado --- que los que votamos el NO doble, lo
respaldamos para su reelección.
Hay que tener fuerza de cara para proyectar tanto cinismo.
En el
día de hoy lunes el representante Charlie Hernández ha desentrañado
públicamente --- con documentos oficiales --- el atraco que planea Fortuño, a través
de la virtual venta del Aeropuerto Luis Muñoz Marín y sus contratistas y
publicistas, para transferirle dineros públicos a cabilderos y publicistas de
aquí y de afuera, hacia las campañas de los gobernadores republicanos del Sur
de los Estados Unidos, para comprarse allí una prominencia que no tiene acá. El cambalache consiste en que entonces
los gobernadores del sus de allá le devuelvan parte de ese dinero en
contribuciones a la campaña de Fortuño acá. Esa es una maniobra ilegal, inmoral y mafiosa. Sería más económico para el País que se
largara desde ahora y que no esperara a noviembre 7, como hizo Rosselló en el
2004.
Un
hombre que ha destruido el servicio público, multiplicando el desempleo,
destruido la Universidad, el Colegio de Abogados, el Tribunal Supremo y muchas
instituciones más que servían bien al pueblo, que ha legalizado la corrupción
mediante fatulas declaraciones de “emergencias”, no se da cuenta de que moral y
administrativamente la emergencia es él.
Este último
esquema de saqueo de los haberes públicos justifica con creces lo que va
concluyendo el pueblo saqueado: el
hombre ha pasado de la corrupción a la perversidad, despreciando de paso todos
los valores éticos y morales del pueblo.
Con
todo y eso, anda por ahí reclamando de que nuestras crisis obedecen a la falta
de valores del pueblo, cuando en realidad es él quien no muestra valor alguno
que no sea el dinero, los millones suyos y de su familia y amigotes --- mal
habidos --- mediante estratagemas legalizadas por él mismo.
¡Me
recuerda tanto el “retrato de Dorian Gray” --- un falsete que exhibía una
sonrisa falsa y que se secó en el cuadro que lo representaba! ¡Un verdadero esperpento moral!
http://www.nytimes.com/2012/08/14/opinion/paul-ryans-fairy-tale-budget-plan.html
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