Esa
“gran mentira” merece un NO rotundo.
Pero
Fortuño quiere colar, en la misma consulta del próximo 19 de agosto, por debajo
del radar, una enmienda a la Constitución que es más destructiva aún que la
bochornosa enmienda contra la fianza porque va dirigida no a lo que dice ---
reducir el número de legisladores ---, sino contra la democracia y la
representación política en el Parlamento.
Esa reducción actúa como engañifa al pueblo, que abomina la conducta
legislativa de la mayoría PNP --- desde los días de Primitivo Aponte hasta la
actualidad de Jennifer González.
En primer
lugar, conociendo al liderato PNP como ya el pueblo lo conoce, lo que se
reduzca por concepto de menos legisladores se usará en contratos para los
eliminados, y…!aquí no ha pasado nada!
Pero la
enmienda mentirosa deja sin tocar “el banquete” de dietas, carros, sueldos, cafetería
y contratos a alcahuetes políticos.
Los
mismos que sabotearon e ignoraron el mandato del pueblo por una sola Cámara
pretenden este engaño, que en su texto dispositivo legitima dos peligros
enormes para la democracia:
- Le quita al pueblo capacidad de representación mediante minorías, que ahora la pueden obtener si alcanzan una cantidad razonable de votos, mediante la protección constitucional obligatoria de las minorías;
- Pone en manos de un número reducido --- un puñado --- de legisladores la forma de cualificar candidatos y partidos de minoría, con el peligro de que ese puñado, en manos tan torcidas como las de Tomás Rivera Schatz y Jennifer González --- y otros, de cualquier otro partido --- ejerzan todo el poder político y administrativo del País. Se impone la vieja pregunta que se hizo en tiempos de Richard Nixon: ¿Compraría usted un carro usado a estos personajes? ¡NO!
Le
recuerdo al lector: La Constitución
que nuestra mejor generación política le legó al País fue redactada con enorme
sentido de equidad para todos los sectores políticos de raigambre histórica. Por eso Luis Ferré, Miguel Ángel García
Méndez y Leopoldo Figueroa votaron por ella. Ese proceso escrupuloso se allegó la inteligencia jurídica, académica
y filosófica disponible a mediados del siglo pasado, de aquí, de Estados Unidos
y de España.
El
Pueblo no debe permitir que unos vulgarotes incultos, borrachos de poder, la
destruyan, con el insulto adicional de reclamar que el pueblo ha pedido que se
destruya. Ello sentaría un
precedente funesto en la historia nuestra y de la democracia en el mundo.
Contra
Fortuño: ¡NO y NO! El día 19.
No hay comentarios:
Publicar un comentario