Hasta
hoy, siete de junio, su conducta parecía seria, ecuánime, profesional. Pero hoy, al referir el Informe del
Comité Ad Hoc sobre el fraude electoral, el Juez Conti ha confirmado el viejo
dicho de que algunos si no hacen la porquería a la entrada, la hacen a la
salida. Como veremos, el Juez se metió
a comisario del PNP, diciéndole al Secretario de Justicia, totalmente fuera de
su función ministerial de referir un informe, que el alcalde O’Neill y los dos
candidatos tramposos no han cometido delitos según el record del Comité. En otras palabras, como si el Secretario
de Justicia no supiera leer o necesitara ayuda para amapuchar los serios
delitos cometidos. El Juez Conti le justifica el toallazo desvergonzado que el
Secretario --- según su uso y costumbre --- aplicará a O’Neill y a los dos
personajes tramposos. En balance,
todo eso quiere decir que los interesados en el fraude, O’Neill y su protegido
Soto, por un lado, y Ángel Pérez por el otro, son acreedores a las toallas de
Somoza Colombani, porque increíblemente los autores intelectuales y políticos
del fraude, los tres políticos, quedan exonerados no por el Comité Ad Hoc, sino
por el Juez Conti.
La
obligación moral y profesional del Juez Conti, si está interesado en la verdad
y la justicia, tendría que girar en sentido contrario: exigirle al Secretario que use su
prerrogativa de conceder inmunidad a los oficiales del municipio que utilizaron
la Quinta Enmienda para no decir la verdad, para que brille la verdad y se
señale a los autores del operativo del fraude, y en el fondo --- como primera
causa de todo el proceso --- encontrarán a Héctor O’Neill, a quien el Juez
Conti pretende exonerar.
Todo lo
anterior significa que el operativo fraude de Guaynabo, se ha mudado de local… ahora es el operativo fraude de
Fortaleza: Luis Fortuño, la Gata
Persa, y el Juez Conti. Con todo y
lo triste que es, es mejor que el pueblo sepa la verdad.
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