miércoles, 13 de junio de 2012

El Mensaje de Fortuño, Mundo y O’Neill al pueblo de Guaynabo: ¡Corruptos Unidos Jamás Seremos Vencidos!

Dos terceras partes de los guaynabeños adultos han expresado --- en una encuesta científica de El Nuevo Día --- su convencimiento de que el alcalde Héctor O’Neill le miente a su pueblo, y al País, cuando alega no conocer el origen causal del enorme fraude electoral perpetrado en su municipio el pasado 18 de marzo.

Conociendo el control férreo que tiene el alcalde de todas las oficinas y decisiones del municipio, la enormidad de la mentira alcaldicia conmueve aún a los más crédulos.  Por eso, 73% de sus constituyentes le han dicho embustero.

El escándalo moral, sin embargo, no se queda en los confines de Guaynabo.  Luis Fortuño se ha encargado de proteger a su politicastro guaynabeño, y en vez de servirle al País como líder moral, abraza a O’Neill y empieza a ofrecer racionalizaciones para el encubrimiento y a sabotear a los que quieren llegar al fondo del estercolero que es la alcaldía de Guaynabo.

Se une a O’Neill en un abrazo protector de oso asustado, mientras Edwin Mundo, el detractor hasta el otro día de los delitos de O’Neill, luce una camiseta de absolución para el alcalde corrupto. Dios los cría…

Por eso dije en mi título de hoy, esa trilogía de defensores de O’Neill, contra la buena y decente conciencia de la enorme mayoría de los guaynabeños, representa el descaro moral en las más altas curules del PNP.

Parecen decirle al pueblo de Guaynabo lo que le dijo Jenniffer González al certificarse que dos empleadas suyas confesaron el fraude:  “eso es una cosa personal”, y parece haber añadido “cómanse una docena de donas, que son buenas para controlar la obesidad!

Ese cuarteto de mentores morales de este pueblo --- Fortuño, O’Neill, Mundo y Jenniffer, parecen actualizar el viejo estribillo de los trabajadores y los independentistas, con un sentido moral contrario y perverso: "¡Corruptos Unidos Jamás Seremos Vencidos!" 

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