¡Tan
parecido al espectáculo, me dije, a los partidos y las alternativas de status de mi pobre pueblo de Puerto
Rico!
Le
pregunté a una señora española cómo se llamaba la placita, y me dijo, con un
dejo de tristeza, “es la plaza del humilladero”. ¡Qué a propósito!, me dije, pensando en los últimos 125 años
de darle vueltas a la noria del status.
Porque por un momento parecía haberse encontrado el surco de un
verdadero gobierno propio y autónomo,
por Luis Muñoz Rivera y su grupo de políticos patriotas, pero el naciente
imperio norteamericano echó a perder todo lo ganado e impuso un grosero régimen
colonial, bochornoso a la luz de lo que alegan representar en el mundo. Hoy nos falta un Práxedes Mateo Sagasta
en Washington y un Luis Muñoz Rivera en Puerto Rico. Estamos en la Plaza del Humilladero, donde nadie cree en lo que
dice creer y el pueblo no sabe las consecuencias de lo que va a votar. Que serán ningunas, ya nadie orienta
sobre lo que en verdad cree.
El PIP
ha lanzado sus escasas fuerzas a reforzar el desacreditado régimen de Luis
Fortuño, por puro despecho y resentimiento histórico contra el Partido
Popular. El Partido Popular dice
que votara “Sí”, pero no por convicción, sino para desenmascarar a
Fortuño. Fortuño dice “vota
estadidad en la segunda pregunta”,
pero no es por convicción, sino como hoja de parra para cubrir su
desnudez de cinismo e ineptitud.
El único
que está meridiana y honestamente claro en su postura y recomendación al pueblo
es un ciudadano cubano que posee y usa su estación de radio --- la potente WAPA
--- para recomendar al pueblo con firme convicción y honradez, que vote “Sí” en
la primera pregunta porque votar “No” significa, políticamente, romper
relaciones con los Estados Unidos.
Tiene razón. No se puede
adelantar un futuro provechoso para ambos pueblos desde el vacío, a ver que
pasa después, como parecen creer Fortuño y Rubén Berríos en su funesta alianza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario