Este
breve inventario de crisis total, desastre de Salud, desconcierto en Educación,
de criminalidad rampante, de destrucción de la Universidad en su autonomía y
como centro de oportunidades para el pobre y el mediano, conforma un masivo
fraude moral, de un gobernador farsante, a la luz de sus promesas y su
desempeño. Frente a esa realidad que
el pueblo siente y sufre, y llegada la cita electoral de noviembre 6, Fortuño reúne
a su partido y le promete, tanto como al País, que ahora sí que va a cumplir si
lo reeligen.
Pero
cuando define la campaña, frente al rechazo masivo del pueblo, se descuelga no
por los problemas reales de la gente, sino por el mito irreal del status y la
estadidad. ¡El hombre cogió la
juyilanga! Porque las agencias de
publicidad y la encuestas le han dicho que no es presentable en sociedad. Se trata del último embuste, del último
engaño.
En
cuatro años él y su señora se han hecho multimillonarios mediante influencias
indebidas, y pretende tapar todo eso con la estadidad, que siempre estará más lejos
que la constelación de Orión.
Mientras tanto dejó sin el pan de cada día a treinta mil empleados
principalmente en el servicio público.
Se sabe
derrotado, y como sabe que la realidad le dará en su carita de oveja bien
administrada, apela a la estadidad para que la masa ignorante e ilusa del PNP
asista al colegio de votación diz que a votar por la estadidad, y ya que está allí,
que vote por Fortuño.
¡Te
conozco, bacalao, aunque vengas disfrazao!, le dirá el pueblo.
¿Un
niño azul para esa sombra? ¿O es tiniebla acaso lo que ya Fortuño presiente y
teme, de su propia creación? Nos
vemos en noviembre 6...
DOnde la consigo??
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