Todo lo
que llevo dicho, innegable en el mundo científico, lógico y jurisprudencial,
está siendo negado o escamoteado por la forma en que el gobernador, el PNP y el
alcalde de Guaynabo han enfrentado la búsqueda de los delincuentes de Guaynabo
City, en clara postura de protección de su alcalde. Se trata de un operativo basado en la bochornosa tesis de
que --- contrario a toda lógica científica o actitud racional, para no hablar de las obligaciones de
honradez para con el pueblo --- existen allí, en la alcaldía de Guaynabo,
“efectos sin causa”, o como decía Lope de Vega e su Fuenteovejuna: “¿Quién mató al Comendador?… Fuenteovejuna, señor”. ¿Quién robó
la pulcritud electoral en Guaynabo? ¡Guaynabo City, señor!
En lógica
científica y a nivel de sentido común, tanto como en la lógica jurisprudencial
y evidenciaria, si una teoría --- como la que defienden O’Neill y el PNP, que
postula que los hechos conspiratoriales de Guaynabo City ocurrieron por generación
espontánea --- conduce a conclusiones absurdas, es patentemente falsa.
Vamos a
ver si esa será la respuesta también del sastre de Justicia. Porque nunca antes en la historia de
Puerto Rico la flojera moral de tan pocos puede hacer tanto daño a tantos. Pero, como he dicho antes, seres
humanos hay que ven pasarle el honor y la virtud por el lado y no los reconocen. Prefieren el plato de lentejas, que ya el País conoce.
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