viernes, 29 de junio de 2012

Del Supremo Federal al Comité PNP en Puerta de Tierra

El Tribunal Supremo Federal, en una decisión dramática y sorpresiva, acaba de validar constitucionalmente el Plan de Salud Obama.  Contra la sabiduría convencional, el Juez Presidente Roberts, nombrado por George Bush y a quien el Presidente Obama le votó en contra en el Senado, proveyó el voto de mayoría de (5-4), rebuscando en la ley y en la Constitución un espacio para atender la voluntad del Congreso y del Presidente, a contrapelo de toda la rabia republicana que concibe la salud del pueblo --- igualito que lo hace Luis Fortuño --- como un negocio comercial privado, a lo que el mercado aguante.

Esos republicanos de allá, y los de aquí como muñecos ventrílocuos, responden a las corporaciones de seguros, los emporios hospitalarios, y el dinero electoral con que sobornan y son sobornados.  Pero se le trancó el dominó ayer en el Tribunal Supremo.  La conciencia individual del Juez Presidente Roberts se impuso a la mentalidad de rebaño en la que lo colocaban Romney y la totalidad republicana del Congreso y del Partido.  Fíjese el lector en la lógica y en la ética de la decisión del Juez Roberts. Colega ideológico de la mayoría republicana, amigo entrañable de los cinco republicanos, pero al momento de actuar como juez, más amigo de su conciencia.

Que un juez aplique lo que piensa que dice, permitiendo o prohibiendo, la Constitución, es la cosa más natural del mundo desde que en el 1801, el Juez John Marshall declaró inconstitucional una Acta del Congreso.  La lucha partidista ocurre en todo lo ancho y lo largo de la sociedad, pero cuando el Supremo Federal acepta un caso, estudia, delibera y decide, en esa orilla termina la politiquería y empieza el derecho.  Así es allá, amigos PNP’s que aspiran a ser americanos.

Su conducta aquí, sin amargo no los cualifica para ser jueces “supremos”.  Son un abyecto comité partidista que Fortuño colocó allí para que le sirvan de fotutos, con toga y todo.

¡Porque la mona --- los monos y las monas de lo que una vez fue nuestro prestigioso Tribunal Supremo --- aunque se vistan de seda, monos se quedan!

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