domingo, 3 de junio de 2012

El Periodismo Profesional y el “Seudo-Periodismo” Sucio

El periodismo moderno, contemplado como fuero fundamental del pueblo frente al poder siempre potencialmente abusivo del estado, cuando se ejerce profesionalmente, esto es, con respeto a la verdad, a la información honestamente obtenida, es el instrumento por excelencia para que el pueblo decida con conciencia ilustrada.

Nadie expresó mejor que Thomas Jefferson el papel crucial de la prensa --- en toda la vasta variedad de sus medios --- para fortalecer la libertad ciudadana y la causa del buen gobierno, cuando afirmó:  “No me preocupa que la prensa publique errores, siempre que el pueblo goce de la libertad para combatirlos”.

De lo anterior se deduce la primacía de la libertad de prensa en el breve catálogo de la Carta de Derechos de la Constitución Federal, de donde, con el crédito de la experiencia, pasó a nuestra Constitución.

Don Luis Muñoz Marín afirmó en un momento de lucidez, que el gobierno no puede mejorar la prensa, aunque la prensa sí puede mejorar el gobierno.

Todo lo anterior es válido sólo dentro de un supuesto, un entendido previo:  que la prensa sea o se esfuerce por ser veraz, y que no se entregue por venta o permuta al mejor postor, especialmente al gobierno de turno.

Existen tres principios de profesionalismo en la actividad periodística de todo tipo --- se trata de la objetividad en su obtención y presentación, de la veracidad de la información y del balance en la presentación de hechos e ideas.

La objetividad es un ideal y un compromiso moral del periodista profesional, pero es un ideal imposible de lograr, porque todos tenemos juicios previos cuando nos enfrentamos a la polémica realidad social.  Pero debe siempre ser el fin anhelado por el periodista y por el consumidor de su trabajo.  Ese esfuerzo y responsabilidad deben convertirse en el balance con que se presenta la información, la opinión, o el reclamo de las partes en la comunicación social.

Lo dicho hasta aquí cobra importancia crucial dado el hecho de que los únicos que gozan del privilegio de la libertad de prensa son los empresarios que poseen o dirigen el medio de que se trate.  Lo que queda después que estos dueños se sirven con la cuchara grande, lo que llega al consumidor de la información, tiene que ser juzgado críticamente, buscando el hecho real y al periodista profesional y honesto.  Eso es lo que significa el periodismo profesional, serio, orgulloso de su función educativa.

En las antípodas de ese periodismo están los mercaderes, los muñidores de información falsa, distorsionada, sobornada por el gobierno o los grandes intereses --- por un plato de lentejas. 

Ese medio indecente de “seudo-periodismo” sucio se llama a sí mismo “Vocero”, vocea la inmundicia que él mismo genera, y se la vende a Fortuño a cambio de que le pague la nómina.  Este es el mismo pasquín que tuvo que pagar por las novelas contra Sila María Calderón y Adolfo Krans --- el sainete de la mucama, donde figura prominentemente el ubicuo Edwin Mundo --- que como dicen de Dios, “está en todas partes”.

Todo lector inteligente, con una pizca de decencia, que cuide de su mente y de sus manos, debe despreciar ese tipo de seudo-periodismo sucio.  Que lo financia Fortuño, no el lector sano y de buena fe, que no sabe del trueque Fortuño-Miller, que negocian con fondos públicos la compraventa bochornosa y diaria de ese abominable pasquín.

Existe la libertad de prensa, y Fortuño y Miller tienen derecho a publicar esa bazofia.  Pero el pueblo tiene derecho a repudiar ese concubinato de gobierno sucio y seudo-periodismo sucio.

La prueba de ello la provee el mismo periodicucho:  como ningún periodista serio está dispuesto a suscribir sus novelas y mentiras, estas aparecen como trabajos anónimos de La Redacción, esto es, anónimo producto de la permuta Miller-Fortuño.   

1 comentario:

  1. MARTIN GRANDE locutor, seudoperiodista, moralista, millonario y evasor de la AFIP en Salta - Argentina

    El locutor venido a empresario. propietario de la emisora FM 89.9 Profesional, Martín Grande, según sus propios colaboradores, se le desdibujó la sarcástica sonrisa y suspendió sus actividades en la lujosa emisora del coqueto barrio Grand Bourg, cuando la AFIP (Administración Federal de Impuestos) llegó de inspección a la próspera planta radial.

    Acostumbrado a sus delirios de CIUDADANO EJEMPLAR, su honradez incomparable y cualidad moral autoreferencial, Martín Grande, el látigo admonitor de los políticos, al parecer, sufre una de sus crisis más inesperada en lo social e impositivo. No es la primera vez que Grande es visitado por la AFIP y, como resultado de sus airosos despegues, solía jactarse de su "intachable conducta previsional de impoluto contribuyente". Esta vez no pudo zafar y la AFIP arrasó con todo. Lo único que atinó a decir el evasor "por lo menos quiero recuperar mi camioneta".

    La Administración Federal de Impuestos ordenó el inmediato secuestro de vehículos destinados a los movileros de la emisora FM Profesional y la camioneta 4x4 del locutor en un acta de infracción que, como punto de partida, es el prólogo del control profundo y la minuciosa investigación que harán los inspectores sobre la fortuna acumulada e injustificada de Martín Grande en Salta y en otros puntos del país.

    Lo cierto es que el Imperio Comunicacional de Martín Grande sufre su colapso inicial de caos financiero lo que reaviva el interrogante: ¿Es este golpe impositivo parte de la maldición del esotérico Guillermo Capellán? Mientras los comentarios sobre la GRANDIOSA evasión se instalan en la ciudad, el soberbio Martín no sabe cómo hacer para desmostrar su cuantioso e inexplicable patrimonio. (Jorgelo Santiago para SNS y Cadena Global Salta) ...

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