lunes, 11 de junio de 2012

Carta Pública: De San Agustín al Secretario de Justicia

Una de las ventajas de la filosofía como orientación de vida reside en el hecho de que sus verdades no están sujetas a ningún estatuto de limitaciones o fechas de expiración.

Destaco hoy una de estas instancias de verdades eternas.  La entresaco de la obra principal de San Agustín, Obispo de Hippo, en Cartago, a principios del siglo quinto después de Cristo.

Para el año 410, los visigodos del norte del Imperio Romano entraron a Roma y la saquearon hasta las piedras.  Del líder visigodo, Alarico, se dijo, como puede decirse hoy de Luis Fortuño, que … “vino a Roma por todo”.  ¿Por qué?  San Agustín intentó una respuesta, a manera de “teodisea”, esto es, “la justificación de Dios en la tierra”.

La síntesis o doctrina en que San Agustín resume su obra “La Ciudad de Dios” constituye una carta pública, a lo largo de los siglos, dirigida a nuestro flamante, por no decir patético Secretario de Justicia.  Pues dejó dicho el filósofo:  “Donde no hay justicia, el pueblo queda a la merced del poder de los ladrones”.

En su obra de justificación de los caminos de Dios en el mundo, el Obispo de Hippo atribuyó al desorden moral y legal --- inmoral e ilegal --- de la clase política romana la retribución infligida por los visigodos a la ciudad.

El Secretario de Justicia de Puerto Rico tiene ante sí una asignación enormemente retante, a la luz de su conducta encubridora de los delincuentes y corruptos del PNP que asquean la vida pública del País.  ¿Dará el grado el Secretario Somoza?  ¿O Actuará más bien como su homólogo nicaragüense de triste recordación?

¿Utilizará Somoza los legítimos recursos de ley que tiene a su disposición para extraer la verdad del alcalde O’Neill y sus funcionarios corruptos, o se amantequillará, obedeciendo al operativo toalla que dirigen Luis Fortuño y la Gata Persa?

Muchos hombres y mujeres hay a los que les pasa el honor y la virtud por el lado y nos se enteran, porque prefieren la ignominia complaciente ante el poder.  ¡A Somoza que escoja!  Haría bien el Secretario en emular al viejo Aristóteles cuando discrepó de su maestro y amigo Platón.  “Amigo de Platón”, dijo, “pero más amigo de la verdad”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario