Un tal José
Pérez Canabal, Vice-Presidente de la AEE, extiende un contrato de 379 millones
de dólares a un contable amigo suyo, vecino suyo, excontable suyo, para
producir energía eléctrica autorenovable, con sólo inscribir un grupo de corporaciones
trompito, sin historial en el campo, emulando el contrato que se le extendió
--- multimillonario --- al amiguito de Fortuño del Colegio Marista, Ray Chacón,
sin experiencia, sin historial, más pelao que una tusa, diz que para producir
la tubería del desgraciado gasoducto.
Eliminado el gasoducto por el pueblo, Ray Chacón se queda con sus
millones, y “colorín colorao, este cuento se ha acabao”.
Excepto
que no se ha acabado nada. Los
proyectos fatulos mueren, los buscones de Fortuño siguen con sus millones,
mientras el pueblo padece mil vicisitudes en la pobreza, el desempleo, y en la
persecución que sufre a manos de esta chusma política que deshonra el servicio
público en Puerto Rico.
Mientras
tanto, Fortuño calla, ordena, niega, y se saca retratos. Ayer anunció con bombos y platillos el
fin de la Ruta 66 --- un pedazo de carretera que le costará cinco dólares al
conductor --- “one way” --- de Carolina a Río Grande. Es un atraco, un robo, reclamado y exaltado con la sonrisita
de jaiba que Fortuño le regala al País como explicación.
El Caníbal
anda suelto, y multimillonario; Ray
Chacón anda suelto, y
multimillonario; Roger Iglesias
anda suelto y multimillonario, como delincuente de contratos ilegales que le
apadrina el delincuente mayor del Senado.
Quinientos
millones en contratos a sus cuates, 379 de Canabal al amigo, vecino y contable
de Canabal --- y el pueblo en la penuria más abyecta. Pero Fortuño está bien; Doña Luce Vela está bien; la Gata Persa está bien. ¿El País
está bien? Pregúntenle a Fortuño.
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