sábado, 16 de junio de 2012

De René Marqués a Luis Fortuño: Un Niño Azul Para Esa Sombra

El niño es Luis Fortuño.  La sombra es la obra de gobierno:  una obra de destrucción institucional, de vulgar politización de todas las actividades de gobierno, de radical redistribución de la riqueza, no de arriba hacia abajo, sino criminalmente al revés, de abajo hacia arriba, de la succión de los pobres y medianos hacia sus amigotes ricos.  Ejemplo palmario de su gestión infame ha sido la destrucción del Poder Judicial, la prostitución del Poder Ejecutivo, y la actuación desvergonzada del Poder Legislativo.  Todo lo anterior coronado por la protección del gobernador al jeque corrupto alcalde de Guaynabo.

Este breve inventario de crisis total, desastre de Salud, desconcierto en Educación, de criminalidad rampante, de destrucción de la Universidad en su autonomía y como centro de oportunidades para el pobre y el mediano, conforma un masivo fraude moral, de un gobernador farsante, a la luz de sus promesas y su desempeño.  Frente a esa realidad que el pueblo siente y sufre, y llegada la cita electoral de noviembre 6, Fortuño reúne a su partido y le promete, tanto como al País, que ahora sí que va a cumplir si lo reeligen.

Pero cuando define la campaña, frente al rechazo masivo del pueblo, se descuelga no por los problemas reales de la gente, sino por el mito irreal del status y la estadidad.  ¡El hombre cogió la juyilanga!  Porque las agencias de publicidad y la encuestas le han dicho que no es presentable en sociedad.  Se trata del último embuste, del último engaño.

En cuatro años él y su señora se han hecho multimillonarios mediante influencias indebidas, y pretende tapar todo eso con la estadidad, que siempre estará más lejos que la constelación de Orión.  Mientras tanto dejó sin el pan de cada día a treinta mil empleados principalmente en el servicio público.

Se sabe derrotado, y como sabe que la realidad le dará en su carita de oveja bien administrada, apela a la estadidad para que la masa ignorante e ilusa del PNP asista al colegio de votación diz que a votar por la estadidad, y ya que está allí, que vote por Fortuño.

¡Te conozco, bacalao, aunque vengas disfrazao!, le dirá el pueblo.

¿Un niño azul para esa sombra? ¿O es tiniebla acaso lo que ya Fortuño presiente y teme, de su propia creación?  Nos vemos en noviembre 6...

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