¿Qué se
dicen estos dos entes públicos contra toda lógica, la lógica del deterioro de
San Juan, y la del supuesto periodismo objetivo y libre de El Nuevo Día?
Pues al
que ha venido observando la conducta de ambos por los últimos doce años no puede
evitar otra explicación que no sea lo que en la calle llaman “tú me rascas y yo
te rasco”. Eso sí que es una
alianza público-privada funesta.
Miremos a la historia reciente para mejor observar ese patrón de desleal
contubernio --- desleal al pueblo, pero muy leal al alcalde y a los intereses económicos
de “El Nuevo Día”. En las
encuestas sobre la Capital, El Nuevo Día declaraba ganador a Santini por
docenas de miles de votos y decía que dejó de hacerlas porque no valía la pena
--- ¡Santini era una línea! Y mató
la campaña de Bhatia con titulares y encuestas fatulas --- caseras --- aunque
al final ganó por sólo tres mil votos y pico. Ese es un lado de la rascada. El otro es el capital de dinero público que Santini vacía en
las arcas de El Nuevo Día --- millones
continuos, a pesar de la ingente deuda de cientos de millones del municipio de
San Juan. De tal manera que Carmen
Yulín Cruz tiene que ganarle al combinado Santini-Ferré, esta vez con los ojos
abiertos, a sabiendas que esta tallando contra un combinado poderoso e
inescrupuloso.
Si el
veredicto electoral de San Juan dependiera de las realidades de San Juan, una
ciudad rica con rostro miserable y paupérrimo, no debería haber duda de la
victoria de Carmen Yulín. Porque
vaya usted a cualquier barrio de Río Piedras hasta el Viejo San Juan, y el rostro
que presenta “la gran obra” de doce años de Santini es de suciedad y
deterioro. Contra eso no hay
programa de parte del alcalde, pues lo que hay son anuncios a escala
multimillonaria para sustituirle a la gente imágenes caras por las realidades
amargas que viven los sanjuaneros desde la Universidad hasta el Caño. ¡Ah, pero ahora anuncia el alcalde que cubrirá
con flores lo que hoy es un vertedero, producto de los 12 años de Santini. Y El Nuevo Día lo carga y coge gran
parte de la tajada publicitaria de Santini. ¿Podría El Nuevo Día, como servicio público del cual se dice
tan celoso, decir cuántos millones le ha sacado a esa empresa público-privada
que se llama Santini-El Nuevo Día?
El fenómeno
es interesante, además, porque El Nuevo Día ha hecho un consistente repudio a
la corrupción e incompetencia de Luis Fortuño, mucho más efectiva que la que ha
hecho toda la oposición junta.
Pero al llegar a San Juan, a El Nuevo Día se le caen los calzones.
¡Tu me
rascas y yo te rasco! Para mí el
poder y el narcisismo enfermizo y para tí los millones. Un negocio redondo para ellos, y costosísimo
para los residentes de San Juan, que claman por un cambio.
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