Los
pollitos dicen “pío, pío, pío”, y los gatos “miau, miau”. Y los farsantes hacen farsas, como la
cosa más natural del mundo.
Ayer se
destaparon tres farsas adicionales en la ristra de corrupciones de la
administración Fortuño. Tienen que
ver con tres figuras conspicuas de la pandilla PNP que se roba el tesoro público
y destruye el tramado institucional que creó el pueblo de Puerto Rico de 1941
al 2000 --- Luis Muñoz Marín hasta la llegada de Pedro Rosselló y Luis Fortuño.
Luis
Vega Ramos (PPD), José A. Rivera Santana (MUS) y Claridad han revelado desde
ayer tres escándalos que hubiesen estremecido a cualquier gobierno
decente. Uno hechura directa de
Luis Fortuño, otro de su Secretario de Recursos Naturales (Kercadó) y el
tercero un racket universitario con los fondos de investigación ---
principalmente con dinero federal, bajo la Presidencia de la UPR de Miguel
Nazario.
El
primer caso trata del nombramiento de Hector Pesquera como Superintendente de
la Policía, sin residencia, sin conocimiento del Cuerpo, mediante un contrato
con un condado de la Florida. Ni
es residente ni conoce la intríngulis de su oficio, y Fortuño hace que el
Senado Sello de Goma se lo confirmen, siendo empleado prestado, con poderes
francamente ilegales sobre la Policía de Puerto Rico.
En la
segunda farsa, el Secretario de Recursos
Naturales, un tal Kercadó, ex asesor, de Jaime Fonalledas, le perdona
una deuda que raspa el medio millón de dólares por robarse el agua en dos pozos
aledaños a Plaza Caribe de Ponce.
Aquí no sólo hay conflicto de intereses de parte del Secretario, sino
acciones ilegales, contra el criterio técnico de una examinadora de su propio
Departamento.
La
tercera farsa se realiza en la Universidad, donde un buscón de dinero y de
poder, Manuel Gómez, se atraganta 317 mil dólares en multiplicidad de contratos
que dejarían rezagado a Leonardo da Vinci. Yo conozco a este profesor, como un impostor, que aduce
especialidades que no tiene, y que chantajea a las administraciones universitarias
con sus supuestas relaciones especiales con el gobierno federal.
Siendo
Secretario de Educación, y en una reunión con un evaluador federal de los
programas científicos en la UPR y en Educación, se atrevió hacer la falsa
representación de que él dirigía los programas de reforma educativa en el área científica
en el Departamento. Frente al
gobernador Rosselló lo paré en seco, lo desmentí, y se metió el rabo entre las
patas y a lengua donde ustedes saben.
El gobernador respaldó mi posición contra su embuste.
Hoy
apea 317 mil dólares cuando se le sube la matrícula a los estudiantes pobres, y
se cortan cursos y secciones del bachillerato.
Súmenle
a su farsa su conducta de fascista contra los estudiantes y profesores que
ejercen sus derechos de expresión.
Si se añade esa farsa a la del nombramiento politiquero de Ricky
Rosselló, la publicación de su seudo-libro partidista sobre el status, y la
mordida de Hernán Padilla como autor ad hoc, ya sabe el lector todo lo que
necesita sobre el sumidero moral que los Nazario y Guadalupe de este mundo han
hecho de la Universidad.
No hay límites a la indecencia administrativa
del Primer Reich de Luis Fortuño.
Profesor... se ha confundido de nuevo con Pesquera; es Hector Pesquera no Carlos. Saludos! y siga adelante con excelentes artículos...no me pierdo ninguno
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