Un
perro de la calle mordió a la candidata a alcaldesa del PPD para San Juan. Esa es la naturaleza de los perros mal
entrenados.
Otro
can --- una perra profesional contra el narcotráfico --- marcó al alcalde
Santini hace un tiempo en un cafetín de Caimito, la famosa Betsy, y olió lo que detectó, y bien
entrenada, lo señaló.
¿Resultado? Encubrimiento total de la Policía,
contra los policías que cumplieron con su deber, a manos del Superintendente de
la Policía, Figueroa Sancha, y en protección política descarada de Jorge
Santini.
La
mordida a Carmen Yulín se curó. La
marca de Santini queda, no cicatriza, porque va por dentro y define su
carácter.
Ahora
bien, ese hecho insólito en el
caso de Santini no puede echar al olvido la conducta --- la otra mordida ---
inmoral y criminal del alcalde de Guaynabo al dirigir un operativo de robo
primarista en Guaynabo, un robo electoral documentado, y sobre el cual el
Secretario de Justicia se ha negado a cumplir su responsabilidad de encausar
--- mediante el recurso de inmunidad --- al alcalde O'Neill.
La
respuesta del alcalde O'Neill ante esos hechos es sencilla: cara dura, fuerza de cara. Su lema de campaña lo dice todo: “con fuerza y determinación” --- a la reelección. Con fuerza
de cara y determinación de fraude electoral.
Ante el
crimen político, y la toalla de Somoza en Justicia, fuerza de cara en Guaynabo.
Hay perros
que muerden a los humanos y marcan a los coqueros. Y sobre esto debe recordarse que fue O’Neill quien primero
acusó a Santini de ese hábito. En
todo caso, sin embargo, es la mordida a la democracia --- el fraude --- a manos
de O'Neill, la más costosa para nuestro pueblo. Esa no tiene cura.
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