domingo, 2 de septiembre de 2012

Fortuño Mira Contra el Gobierno


En el lenguaje del campo en que yo me crié --- y en todos los campos de Puerto Rico como supe después --- mirar contra el gobierno quiere decir que es bizco, o por no menos turnio.  Yo no sé si Luis Fortuño es físicamente bizco, pero no existe duda alguna de que mira contra el gobierno.  Porque así lo ha afirmado aquí, y así se lo ha asegurado a sus panitas derechistas del GOP, “Grand Old Party” – el vertedero nacional de todos los resabios oligárquicos --- ante el pueblo de los Estados Unidos, entre los que él se siente de maravilla. 

¿Cómo es posible que un hombre --- o una mujer --- movilice todas las fuerzas políticas y económicas de una sociedad --- Puerto Rico --- para supuestamente ofrecer un “mejor gobierno”,  para luego virar en redondo con una actitud y una administración para destruir al gobierno que el pueblo le encargó para que realizara mejor la función de bienestar general --- así definido en la Constitución que juró defender – frente a las alternativas del adversario?

¿Cómo es posible, o moral, aspirar al gobierno para destruir el gobierno, y transferir sus recursos a una mafia económica totalmente contraria al “bien común”?

Desde esa perspectiva, que él mismo acuñó, Fortuño es bizco, o cuando menos turnio, como lo define el Diccionario Lexicográfico de Puerto Rico.

En ese proceso de destrucción del gobierno como instrumento del pueblo --- para su bienestar y su justicia, lo que incluye a todo el pueblo --- el espectáculo que exhibe Luis Fortuño ante el País a dos meses de las elecciones es uno de desguavinación del gobierno heredado, producto de 62 años de continuidad bajo diferentes administraciones políticas.  El espectáculo de machina de caballitos ineptos --- diferentes vueltas a la noria, pero los mismos caballitos --- es deprimente, desmoralizador, desesperanzador… y todavía faltan dos meses…

El descaro con que Fortuño ha procedido al atornillamiento de sus batatas políticas --- incluyendo el caso desvergonzado de Ricky Rosselló, desvergonzado para Fortuño y para este joven cunero del régimen --- le comunica al País que no hay pudor, no hay vergüenza como reserva moral frente a los errores que pueden darse involuntariamente.

Fortuño es bizco, mira contra el gobierno, si no lo es físicamente --- yo no lo sé --- lo es moralmente.  Siempre pensé que el uniforme de gobernador le quedaba grande.  “Daña ropa” le dicen en el campo.

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