domingo, 21 de octubre de 2012

Al Cierre del 2012: La Familia de Luis Fortuño y la Familia Puertorriqueña


La función primordial de todo gobierno es adelantar “el bienestar general de los ciudadanos”.  Así reza el mandato en la Constitución  de los Estados Unidos y en la del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.

Uno puede pensar que --- dadas las circunstancias cambiantes de la historia --- el gobierno puede ser más grande o más pequeño.  Lo que no puede ser es un enemigo --- por razones ideológicas tontas ---, del bienestar general que desde la antigüedad se llama Bien Común.

Dadas las teorías acomodaticias y simplonas de Luis Fortuño de que él no cree en el gobierno --- ni tan siquiera en el que supuestamente dirige, sino en los individuos, sueltos, solos, a la intemperie frente a los grandes intereses económicos que lo exprimen --- hay que sacar cuenta sobre lo que han producido sus cuatro años de anti-gobierno, que es como decir anti-pueblo.

En los Estados Unidos, donde se plantean alternativas políticas parejas a las de Puerto Rico --- los pocos ricos contra los muchos pobres --- se habla de que está en peligro y hay que salvar el “American Dream”, eligiendo a Mitt Romney, que es como elegir aquí al paladín del dinero oligárquico, Luis Fortuño. ¿“American Dream”, o sueño reaccionario republicano a lo Luis Fortuño?

Me decía una amiga hace un par de días, sobre una mesa bien servida en Salinas, empleada ella del gobierno federal, que su traducción realista del “American Dream” de los Bush y los Mitt Romney era más bien el “American Greed” --- la glotonería de los ricos y de los políticos que se sirven de ella.

Esa realidad se concreta de manera cruda en la respuesta a la siguiente reflexión.  Después de desmantelar las instituciones creadas en Puerto Rico por diferentes lideratos, desde Luis Muñoz Marín hasta Carlos Romero --- sí Carlos Romero, con todos los descuentos que hay que hacerle ---, y que incluyen el Tribunal Supremo, el Colegio de Abogados, la Universidad, la AEELA, el Fideicomiso del Caño, la Procuraduría de los Envejecientes, y las Comunidades Especiales: ¿qué puede decirse de la condición resultante de la familia puertorriqueña?  Inseguridad radical, educación pedestre a todos los niveles, empleos en caída estrepitosa, salud deteriorada en parte por un Departamento de Salud y Secretario ausentes, muertos, papanatas incompetentes y discípulos aprovechados de su jefe Fortuño en el arte de la mentira.  Así anda la familia puertorriqueña.  ¿Y la familia de Fortuño, cómo anda?  Bien, gracias.  En universidades privadas y caras de los Estados Unidos, con un fideicomiso supuestamente ciego en el bufete preferido de Fortuño, McConnell, Valdés y Kelly.  Allí está el producto de la influencia, al son de millones, desde que era Comisionado Residente y luego gobernador, con su esposa ganando millones con las escrituras de los bancos que se benefician de la legislación aprobada por Fortuño.

¡Para eso es el poder, para hacerse más rico él y sus amigotes, no para servirle al Pueblo, a la familia grande!

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