La función
primordial de todo gobierno es adelantar “el bienestar general de los
ciudadanos”. Así reza el mandato
en la Constitución de los Estados
Unidos y en la del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.
Uno
puede pensar que --- dadas las circunstancias cambiantes de la historia --- el
gobierno puede ser más grande o más pequeño. Lo que no puede ser es un enemigo --- por razones ideológicas
tontas ---, del bienestar general que desde la antigüedad se llama Bien Común.
Dadas
las teorías acomodaticias y simplonas de Luis Fortuño de que él no cree en el
gobierno --- ni tan siquiera en el que supuestamente dirige, sino en los
individuos, sueltos, solos, a la intemperie frente a los grandes intereses económicos
que lo exprimen --- hay que sacar cuenta sobre lo que han producido sus cuatro
años de anti-gobierno, que es como decir anti-pueblo.
En los
Estados Unidos, donde se plantean alternativas políticas parejas a las de
Puerto Rico --- los pocos ricos contra los muchos pobres --- se habla de que
está en peligro y hay que salvar el “American Dream”, eligiendo a Mitt Romney, que
es como elegir aquí al paladín del dinero oligárquico, Luis Fortuño. ¿“American Dream”, o sueño reaccionario republicano a lo Luis Fortuño?
Me decía
una amiga hace un par de días, sobre una mesa bien servida en Salinas, empleada
ella del gobierno federal, que su traducción realista del “American Dream” de los
Bush y los Mitt Romney era más bien el “American Greed” --- la glotonería de
los ricos y de los políticos que
se sirven de ella.
Esa
realidad se concreta de manera cruda en la respuesta a la siguiente reflexión. Después de desmantelar las
instituciones creadas en Puerto Rico por diferentes lideratos, desde Luis Muñoz
Marín hasta Carlos Romero --- sí
Carlos Romero, con todos los descuentos que hay que hacerle ---, y que incluyen
el Tribunal Supremo, el Colegio de Abogados, la Universidad, la AEELA, el
Fideicomiso del Caño, la Procuraduría de los Envejecientes, y las Comunidades
Especiales: ¿qué puede decirse de la condición resultante de la familia
puertorriqueña? Inseguridad
radical, educación pedestre a todos los niveles, empleos en caída estrepitosa,
salud deteriorada en parte por un Departamento de Salud y Secretario ausentes,
muertos, papanatas incompetentes y discípulos aprovechados de su jefe Fortuño
en el arte de la mentira. Así anda
la familia puertorriqueña. ¿Y la
familia de Fortuño, cómo anda?
Bien, gracias. En
universidades privadas y caras de los Estados Unidos, con un fideicomiso supuestamente
ciego en el bufete preferido de Fortuño, McConnell, Valdés y Kelly. Allí está el producto de la influencia,
al son de millones, desde que era Comisionado Residente y luego gobernador, con
su esposa ganando millones con las escrituras de los bancos que se benefician
de la legislación aprobada por Fortuño.
¡Para eso es el poder, para hacerse más rico él
y sus amigotes, no para servirle al Pueblo, a la familia grande!
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