viernes, 5 de octubre de 2012

La Transparencia de Luis Fortuño


Decía don José Ortega y Gasset en cada afirmación de valores o verdades que profesaba que le transparentaban la espina dorsal.  Por eso fue maestro de generaciones subsiguientes, porque sin esta adhesión frenética a la verdad no hay filosofía, ni ciencia, ni justicia.

Ese ejemplo luminoso de respeto a la naturaleza de las cosas --- la verdad --- y a los valores humanos que ello engendra, es el compás, la brújula de todo pensador serio y de todo político decente.  En ausencia de esa voluntad de verdad y de justicia --- de ley y orden en el pensamiento y honestidad en la acción --- la vida humana y social recae en el “estado de naturaleza”, en la que el poder crudo, el poder de hacer mal mientras hipócritamente se predican valores del bien, impera impune, y la vida según advertía Tomas Hobbes a mediados del  Siglo XVII, “se vuelve solitaria, pobre, odiosa, brutal y breve”.  Impera la anonimia, es decir, el descreimiento total de todos los valores.

Puerto Rico ha sufrido durante la última semana una sucesión de escándalos planeados desde Fortaleza, y ejecutados por el Departamento de Justicia, por la Comisión Estatal de Elecciones y otras agencias del Partido Nuevo Progresista (no digo Estado ni gobierno, ya que el partido, a lo Stalin, Hitler y Franco, se lo ha tragado todo).

Primer escándalo, primer atraco:  por si pierde las elecciones o sabiendo que las va a perder, Fortuño “atornilla” en puestos regulares a todos los PNP que llegaron de la calle después del 2 de enero de 2009.

Segundo escándalo, este de tipo electoral, dirigido desde Fortaleza para empezar a robarse las elecciones mediante un esquema inconstitucional de poner a votar como encamados a personas vivas y muertas mediante un voto por correo que está claramente dirigido a negarle la secretividad al voto porque en su ejercicio no habrá presencia de la oposición, producto de la mente ratera de Edwin Mundo, veterano del fraude de Guaynabo y recordado como el autor de la patraña contra Sila María Calderón en el año 2000 mediante el engaño y la coerción a una empleada doméstica dominicana.  La corte superior tiene ante sí el intento de robo electoral descarado defendido públicamente por Mefisto Rodríguez Pujada, e increíblemente respaldada por Luis Fortuño personalmente.

Tercer escándalo:  la compraventa de la inmunidad hospitalaria contra las víctimas de impericia médica.  Primero el censor oficial del PNP en la Comisión Estatal de Elecciones le impide a la Asociación de Víctimas expresar públicamente sus ideas y amenaza a los medios para que no publiquen esas ideas, y para coronar esta podredumbre, Luis Fortuño va personalmente a un acto de recaudación de fondos para su campaña y les vende a los mogules hospitalarios esa inmunidad a cambio de $2,500 por cubierto, todo esto en horas laborables.  Hizo más, por reglamento, porque por ley no puede hacerlo, le concedió a los hospitales la misma inmunidad de que goza el Estado en estos casos.  Se trata de una acción claramente inconstitucional además de inmoral.  Ese es el hombre que anda por ahí predicando valores, mientras vende políticas públicas al mejor postor.

A la luz de estos hechos, ¿a cuáles cortes se puede ir en Puerto Rico a reclamar derechos contra su gobierno?  Las víctimas de la impericia médica son ahora víctimas también de Luis Fortuño.

Todos, el servidor público serio y dedicado, el enfermo o legítimamente encamado, la víctima de impericia médica, entre otros muchos, pisoteados por este trujillismo boricua, quedamos a la intemperie desde el punto de vista de la justicia y los derechos.

La actuación desfachatada de Luis Fortuño de venderle la salud y quizás la vida de los pacientes a sus donantes de campaña no tiene precedentes en nuestra historia aunque él la desconozca.

Los norteamericanos tienen un nombre para esta compraventa:  le llaman “pay for play” --- si pagas puedes jugar, sino, no.  En boricua llamamos a eso extorsión y en América Latina “la  mordida”.

¡Como verá el lector, en la transparencia de Fortuño, se le ve más de lo que el quiere mostrar, mucho más!

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