¿Caduco? ¿Arcaico? ¿Paleolítico? ¿Cómo pensar así de Fortuño, si es tan
joven? Lo que ocurre es que es un
viejo anciano, en ideología y en filosofía de gobierno. Luis Fortuño se saltó a Luis Ferré, a
Carlos Romero, y a Pedro Rosselló, pero el salto fue hacia atrás, hasta
enyuntarse con Miguel Ángel García Méndez y Ramiro Colón, y con toda la pléyade
de “comillus” republicanos de los años 30. Representa un caso de regresión precoz, o pensando en su juventud física, representa un
caso de lo que los sicólogos llaman “arrested growth”.
¿Cómo
es posible retroceder mental y políticamente a Calvin Coolidge, en los
tempranos años 20 del pasado siglo, que decía, lo más orondo y complacido “the business
of America is business” --- el negocio de América es hacer negocios. Así fue, y quebraron al País y lo
tiraron a la depresión más profunda del Siglo 20.
Los
republicanos que Fortuño resucita en el 2012, y los mogules americanos de los
años 20 del pasado siglo, son, en el mundo de Fortuño y en la sabiduría del
pueblo, los “guaynabitos” --- la plutocracia insaciable a quien Fortuño
enriquece con los dineros del pueblo que le niega al pueblo en servicios
honestos.
Se
trata de una regresión criminal, un salto atrás defendido con cinismo,
inescrupulosidad y desfachatez sin precedentes.
Parte
de ese salto hacia atrás es la entrega gustosa de Fortuño a la más rancia oligarquía
republicana de los Estados Unidos: una oligarquía racista, anti-negros, anti-latinos, anti- puertorriqueños,
ante trabajo organizado, anti…
anti…anti, y sólo a favor del dinero.
Fíjese
el lector que Luis Ferré, “Mr. Republican”, nunca abrazó ese credo republicano
fascista, racista, pro millonarios a costa de la clase media exprimida y la
clase pobre desesperada. Carlos
Romero y Pedro Rosselló se hicieron demócratas y abandonaron el credo de la
riqueza insaciable de unos pocos que es el republicanismo de Fortuño. Luis Fortuño avergüenza a Puerto Rico,
fingiendo acá que gobierna para su bienestar y se alía allá --- con los Romney
--- contra los intereses de los puertorriqueños en todas las áreas en que la
legislación federal nos beneficia, mientras dice acá que conseguirá más
derechos y fondos para Puerto Rico.
Un
notable político norteamericano de California, Jesse Unroh, dejó dicha una
verdad política y moral palmaria:
el capital del político serio es su palabra. Fortuño no tiene palabra. No tiene palabra allá cuando falsea lo que ha hecho en
Puerto Rico para complacer a sus derechistas de ocasión, y no tiene palabra acá,
cuando ofrece cosas a las que se opone allá. Le va a dar tortícolis política, que el pueblo le aliviará
el próximo 6 de noviembre.
Jose Arsenio, me alegro haber dado con sus blogs. Siempre fui una fiel oyente suya, nos hace mucha falta. Siga dandole duro a Fortuño, que yo le echare pa'lante sus opiniones para que la gente las lea. Cuidese mucho....
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