Anuncia
la inmensa “speaker” de la Cámara que el País verá en los próximos días un verdadero
“Tsunami Azul”. ¿De dónde sacaría
ella la noción de que las aguas de ese siniestro marítimo son azules? Que le pregunte a los japoneses, porque
si no habrá que concluir que sacará esa información de su propia ignorancia.
Pensándolo
bien, sin embargo, apolíticamente, hay que estar preparados, porque un tsunami
de Jenniffer González, Cususa y Heidi Wys --- en apretado y solidario amarre ---
puede hundir al País, en base a la vieja fórmula de la gravitación universal de
Mr. Newton.
El
anuncio de la Chiquitota llega tarde.
Porque el tsunami de la Cámara de Representantes ocurrió ya, cuando
nombraron “speaker” a Jennifer, bajo el asesoramiento mezquino y resentido de
las dos líderes racistas que la rodean y la dirigen, lo que el pueblo llama “la
Cucusa” y “la Wys”.
Jamás,
desde su creación en la Ley Foraker de 1902 --- que creó lo que es hoy la Cámara
de Representantes --- había estado ese Cuerpo tan atolondradamente dirigido por
la pasión partidista, la incultura política, y el odio partidista, que ha producido
la legislación más destructiva y chabacana de su historia. Un tsunami pues, a base de esa materia
prima, inundará el ambiente del País con lo único que puede producir, basura política.
En la Cámara
de Representantes, tanto como en el gobierno de Luis Fortuño en general,
exhiben deficiencias que no son sólo de actitudes morales cínicas y
desfachatadas, sino una general condición de ignorancia de los principios y
contenidos del derecho y de los derechos.
El analista tiene que decidir entonces, en su diagnóstico del bache
legislativo, si se trata de maldad, de insensibilidad para la justicia y para
las exigencias de la práctica democrática, o se trata más bien --- en el plano
intelectual --- de crasa incompetencia, ignorancia palpable. Todo ello acompañado en el plano moral
por lo que los filósofos llamamos “torpeza moral”, la no diferenciación entre
el bien y el mal, o lo que los juristas llaman “inimputabilidad”.
Pero
esa es la realidad que vivimos. La
mentira patológica reina en Palacio, el odio racial reina en la Cámara, la patanería
vulgar dirige al Senado.
Por
todo lo anterior, cuando amenaza al País con un “Tsunami Azul”, apretémonos los
cinturones. Se trata de la explosión
de un vertedero. ¡Uy, por ahí vienen
Jennifer, y Cucusa y Heidi, a invadir al País con su tsunami gravitacional!
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