Grandes
o pequeños, viejos, históricos o nuevos, los partidos organizan una parte de la
sociedad en torno a ideas, aspiraciones y valores que se presumen valiosos para
el Bien Común.
Partido
--- su nombre viene de partes --- quiere decir parte que se quiere convertir en
portavoz, voz del todo colectivo.
Naturalmente, para aspirar representar al Todo, es necesario que la
parte que representa sea numerosa y significativa.
La
prueba ácida de un partido, la pregunta a la que tiene que responder, es la
siguiente: más allá de complacer
un prurito ideológico preciosista y poético, ¿tiene fuerza para hacer la
diferencia el día de las elecciones?
Si no puede significar una diferencia, esta de más, y sólo puede hacer
daño al País y a los que pueden hacer una diferencia frente al caos moral y
administrativo que dirige Luis Fortuño.
PIP, MUS, PPT, o llámese como se llame, todos juntos o separados el próximo martes, sólo pueden representar un gustazo de protagonismo, pero no una diferencia frente a lo que vive y sufre el País bajo el fascismo troglodita de Luis Fortuño.
Restarle
votos al Partido Popular Democrático y a Alejandro García Padilla para liberar
al País de la mafia depredadora de Luis Fortuño es fallarle al País, por
motivos idióticos de figurar, unas personas buenas como si fueran líderes.
¿Cuántas
veces tiene que derrotar el pueblo a los Ruben Berríos, Carlos Gallizá, David
Noriega y otros, para que se convenzan de que este pueblo no es
independentista, y todos ellos lo son, como parte de lo que el inolvidable César Andreu Iglesias llamó
“los derrotados”?
Si
usted no puede asegurar que marca una diferencia, que usted es una alternativa
real, no destruya, no se una al enemigo real del País, que es Luis Fortuño y el
PNP.
¿Hasta
cuándo van a permitir estas buenas personas del PIP, MUS, PPT, etc.,que su
gustazo de protagonismo sin pueblo derrote lo posible? Si no votan por la única alternativa
que puede poner término a esta pesadilla moral, ¿cómo van a sentirse el otro día
de las elecciones, sin un partido inscrito, y sin País, confirmando la
continuidad de Fortuño? Yo no me
los quiero encontrar en mi camino.
Y el País no se lo perdonará.
¿Para
qué son los partidos? Para
proyectar un futuro posible. No
para confirmar en el poder --- para destruir lo que queda del País---, a un
partido y a un gobernador corruptos hasta el tuétano.
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