La
palabra política de El Vocero es la palabra política de Luis Fortuño: comprada
y vendida, falsa y manipuladora, producto de la entrega de los intereses públicos
a una ganga de depredadores que utiliza el buen nombre del concepto político de
la “libertad de prensa” como hoja de parra para cubrir su desnudez moral. Pero no hay problema moral para los
Peter Müller de este mundo, porque el comprador de sus porquerías editoriales,
Luis Fortuño, tampoco tiene palabra.
¿Se
acuerda el lector de “palabra de hombre” para conformar a las mujeres maltratadas? ¿Se acuerdan de su programa de “valores” para amortiguar la
ira del pueblo contra la Ley 7 y sus “emergencias” fatulas? La emergencia es él, Luis Fortuño,
embaucador, mentiroso, glotón de dinero y de poder.
En el día de ayer ha declarado que el voto de los 300,000 electores que están en
las listas electorales y que el quiere que no voten, porque les teme, no deben
votar porque crearían muchos problemas.
¡Claro, le crearían problemas a él y a su pandilla de contratistas y políticos
aprovechados de su amistad y protección!
Si
hubiese faltado una paja para quebrarle la espalda al espinazo del elefante
republicano que es Luis Fortuño, la ha provisto hoy, con lujo de detalles
irrefutables, El Nuevo Día--- el concubinato inmoral, ilegal y político de Luis
Fortuño, Miguel Romero y Peter Müller para defraudar al pueblo de Puerto Rico
de la cantidad de 46.1 millones de fondos públicos, a cambio de convertirse en
pasquín partidista del PNP --- gratis, porque no vale nada, a pesar de que nos
cuesta tanto. ¿Cómo es que
Hacienda, que es tan represivo con los trabajadores, maestros, comerciantes
pequeños y policías se hace el sueco con los 21 millones que le debe el peje
este de Peter Müller, un buscón profesional de los pasillos del poder de Luis
Fortuño y Miguel Romero?
La función
fiduciaria de Miguel Romero como Secretario del Trabajo es adelantar las causas
justas de los trabajadores. Ha
sido su verdugo. La Ley 7 para
empezar. La corrupción
multimillonaria con la gaceta oficial del PNP para confirmar su incapacidad
moral para hablar de trabajo y trabajadores. Hay que destacar que la deuda de El Vocero con Hacienda es
literalmente un robo, porque es embolsicarse el dinero retenido del sobre de
los trabajadores.
Por
todo esto, desde tiempos de Rosselló, dijo el fiscal Guillermo Gil Bonar, mitad
como historia vivida y mitad como predicción a corto plazo, “la corrupción en
Puerto Rico tiene nombre y apellido, se llama Partido Nuevo Progresista”.
Desde
enero del 2009 se llama Luis Fortuño, porque ¿es gobernador y jefe de gobierno
y presidente del PNP, o no lo es?
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