El
pueblo ha constatado durante los últimos días cómo Luis Fortuño ha hecho
oficiales las mentiras: las
rebajas de la luz y el agua, el supuesto crecimiento económico, el Tubo de la
Muerte que él llama Vía Verde, y todas las otras promesas fallidas --- a
sabiendas --- que se han estrellado contra la realidad y su propia
incompetencia.
Esta
semana ha colmado la copa: la
prensa informa cómo los directores de Energía Eléctrica están a las gargantas
entre ellos mismos, con acusaciones de corrupción en la cúpula y total anarquía
en la agencia a falta de un gobernador que ponga orden en ese batatal
gerencial. Siguen por la senda ya
caminada por Miguel Cordero y Marimer Pérez Riera --- la ruta de la dolce vita
irrestricta, mientras no hay dinero para aliviar a los usuarios.
Este
episodio dramatiza lo que ha pasado en Puerto Rico desde el 2009: pillaje, fraude, mentiras, e
incompetencia. Al pueblo le han
quitado sus empleos, le han mentido sobre las promesas y sobre la verdadera
situación del País, y han usado su tesoro para enriquecer a los amigotes y
cadres políticos del gobernador, mientras le han negado al pueblo servicios
básicos, porque despidieron a los que los prestaban.
¿Y
ahora? Ahora le roban la fe, la
esperanza y la poca confianza que le quedaba al pueblo de que este gobierno
sirve para algo.
¡La
tormenta se lo llevo todo!, como decía una señora en un anuncio de la Cruz
Roja, a raíz del huracán Georges.
De manera idéntica, el huracán Fortuño no
dejará nada sano.
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