Aplicando como si
manejaran una copiadora federal las leyes de libre comercio, y contra el
interés público de nuestra economía agrícola---carne, leche, café, y toda una
serie adicional de renglones en que el interés público exige diferenciar---, la
Corte ha dicho juntar, asimilar, uniformizar por encima de todas las
diferencias de circunstancias y condiciones de la economía agrícola
puertorriqueña.
Tal diferenciación
puede ocurrir bajo la especial condición de relaciones federales del Estado
Libre Asociado, como en los propios estados se buscan los silencios de la
Constitución Federal y de sus leyes, para hacerle espacio a las condiciones
especiales de cada estado. Pero
esa racionalidad prudente no es compatible con el pitiyanquismo de Fortuño y de
su nuevo Tribunal Supremo. Sólo la
inteligencia y la cultura jurídica perciben diferencias válidas donde la
incultura jurídica y la pasión política sólo ven uniformidades.
¡Así paga el diablo!,
podrán decir los agricultores que en sus cuerpos oficiales de representación
favorecieron la elección de Luis Fortuño, ¡porque también a ellos los engañó!
Debe estar de plácemes
la oligarquía comercial, que ahora puede abarrotar nuestro mercado con
productos inferiores, a precio de quemazón, producido en masa, a costa de
nuestros agricultores que hoy apenas subsisten.
Si existiera un
gobierno que velara por la economía, la salud, la calidad del comercio,
apelaría esa decisión de encargo a los tribunales de Washington. Pero para eso hay que ser serio,
honesto, sin favoritos comerciales en las cadenas de tiendas norteamericanas y
del País que les importa un bledo los agricultores puertorriqueños.
Un gobernador que no
encuentra profesionales competentes para las Secretarías y agencias del
gobierno---en agricultura ha apelado al reciclaje de antiguos Secretarios
fracasados, como Neftali Soto, porque el joven Secretario anterior se fue para
su casa harto de promesas incumplidas a los agricultores--- repite la solución
de Emilio Díaz Colón. Lo uso y lo
tiro. Eso están haciendo sus
mandaderos los del Supremo: le
cogieron los chavos al liderato agrícola, lo usaron y ahora lo tiran también.
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