Según su
teoría, los animales y las plantas sobreviven y cambian sus estructuras para
adaptarse a los retos del ambiente.
Ese proceso ocurre por selección natural de rasgos exitosos para la
sobrevivencia. En tal
confrontamiento de hombre y naturaleza y de todos los animales, y en todos los
animales que nos precedieron, sobreviven los más fuertes, los más aptos, sin
seguridad de éxito. El más fuerte
que sobrevive no le debe nada a nadie, o como dirían los portavoces de Fortuño: “Such is life”.
Mitt Romney, aunque un poco tarde, ha descubierto a
Darwin y lo ha adoptado como mentor.
Pues acaba de declarar, prometer más bien, que pondrá en
efecto una política de “libertad económica”, es decir, del sálvese quien pueda
darwiniano.
Esa fue la política --- que es más bien
el bandidaje económico más que libertad --- que llevó a los Estados Unidos a la
gran depresión de Herbert Hoover, de 1928, y por más de una década
subsiguiente. Es la misma política
que ha producido la presente depresión americana y mundial, a nombre de las
mismas doctrinas de Adam Smith --- 1776 --- una chabacana adopción del darwinismo
social. ¡Pobre George Bush! A saber si sabía algo
de Darwin.
Adiós a los viejos. Mala suerte.
Mala suerte a los enfermos impudientes. Y mala suerte a los estudiantes pobres o de clase media. Adiós a Medicare, Medicaid, y Seguro
Social. Adiós a la vasta población
sin vivienda. Mala suerte que no
puedan competir exitosamente para salvarse, como los animales y las plantas de Galápagos,
pero “such is life”. Eso fue lo
que trajo el barco.
¿Volverá el pueblo norteamericano a votar por sus
enemigos? La misma interrogante
aplica a Puerto Rico...
¿Volverá el pueblo
a votar por su enemigo número uno, el gran embustero de la política
puertorriqueña Luis Fortuño?
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