Parte I – Las Instituciones
Le respondo a una dama seguidora de mi espacio en Twitter, que me pregunta si yo creo que al ganar el PPD, Puerto Rico podrá salir de lo que se avecina.
La
respuesta es compleja. En primer
lugar, en términos de tiempo. La
transformación, la rehabilitación no podrá ser de inmediato, la destrucción es
mucha. Pero si se contempla todo
un cuatrienio, se puede reequilibrar nuestra vida cívica y pública en términos de un compromiso con la verdad y la justicia para
todos y no para unos pocos. Porque
en realidad, los gobiernos PNP de Rosselló y Fortuño nos han devuelto al régimen republicano de los
años 30 del pasado siglo. Aquellos
depredadores se llamaban “colmillús”.
Estos se llaman Guaynabitos, aunque no todos vivan en Guaynabo.
En segundo lugar hay
que distinguir la legislación y la administración ordinarias de la legislación
institucional. Lo que ha hecho
Fortuño es destruir la autonomía moral y administrativa de las instituciones, para
convertirlas en colgadizos bochornosos del PNP. El Tribunal Supremo, la Universidad, el Colegio de Abogados,
el Fideicomiso del Caño, la Administración de Comunidades Especiales. El PPD es el autor histórico de
esas instituciones que limitaban el poder partidista directo en las decisiones
más importantes que afectaban la vida del País, tales como la Junta de
Planificación, el Negociado del Presupuesto, la Universidad de Puerto Rico, la
Oficina de Personal para garantizar el principio del mérito en el servicio
público, la Junta de Relaciones del Trabajo, entre otras.
Cuando se dice en
forma ignorante y simplona que todos los partidos y todas las administraciones
han sido corruptas y politiqueras, además de confesar la propia corrupción, se
ignora la historia. No existe tal
equivalencia. Esa teoría es un
refugio de personas sorprendidas “in fraganti delito” robándose el País.
Esa construcción
sistemática, de 1941 en adelante --- especialmente hasta 1968, Muñoz y Sánchez
Vilella --- de una estructura racional del estado puertorriqueño resulta enojosa, porque es un obstáculo
al fascismo totalitario de Fortuño. De ahí la necesidad de intervenirlas llenando sus cuadros de
personeros suyos.
No pertenezco al PPD,
ni él a mí. He pensado, escrito y
actuado de manera independiente desde que me conozco. Pero al César lo que es del César…
Mañana abordaré otro
aspecto de esa restructuración de Puerto Rico que es el reto del PPD para el 2
de enero del 2013. Soy de opinión
de que esa restructuración es enteramente posible, con sólo asumir el nuevo
gobernante el liderato del País y no de un partido político. Porque Fortuño no ha
sido capaz de trascender el partidismo crudo.
-- Parte II -- Política y Liderato
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Profesor:
ResponderEliminarMuchas gracias por responder a mi pregunta. Lo que nos queda es que el pueblo analice lo que le conviene en realidad para el futuro y que los candidatos electos sean verdaderos servidores públicos,donde el país sea lo primero. Sobretodo que el principio al mérito regrese y tengamos un mejor país.