domingo, 22 de abril de 2012

Las “Explicaciones” Contributivas de Fortuño

Se lamentaba un físico francés del pasado siglo de la necesidad de explicar sus teorías.  A eso le llamaba “el demonio de las explicaciones”. Yo he acuñado durante los últimos años la tesis de que cuando las explicaciones son largas, complejas y retorcidas, es porque son falsas.

Luis Fortuño y doña Luz Eufemia Vela han estado en los medios por semanas “explicando” cómo se tiene un ingreso familiar tan alto y se pagan unas contribuciones tan raquíticas a la luz de ese ingreso.

La aritmética de sus números está correcta.  Lo que está mal es la ética de esos números, por lo menos hasta que el matrimonio Fortuño-Vela no explique,  mostrándole al pueblo, los gastos de ese ingreso por concepto de pagos para obtenerlo.

En el caso de Fortuño la operación es sencilla.  El no puede reclamar tales gastos, puesto que nosotros, los contribuyentes, lo mantenemos desde que se levanta hasta que se acuesta.  Y sabemos lo que le pagamos, $75,000 dólares al año.  El issue es la primera dama, a quien le pagamos todos los gastos por una función a medias, como si fuera a tiempo completo, mineras se dedica al lucro privado, en los bancos y firmas hipotecarias del País.

¿Cuáles son esos bancos?  ¿Son los mismos o diferentes de los que corren y administran los bonos de Fortuño?  ¿No son los mismos beneficiados con la legislación especial que para ellos ha aprobado Fortuño?

¿Cuántos notarios hay en Puerto Rico de iguales o superiores destrezas que las que tan caro vende doña Luce?  ¿A quienes --- por nombre natural o jurídico --- pagó doña Luce los $111,000 dólares de gastos incidentales a su trabajo notarial?  Lo único que ella menciona como gastos son los mensajeros para comprar sellos notariales.  ¿Cuántos?  ¿Y lo demás?

Los bancos no hablan.  Cogen, y pagan con contratos.  ¡Muy agradecidos!, como decía Pedro Vargas.  El pueblo --- los pobres, los viejos, los niños, los enfermos --- paga o sufre por lo que la doña ha dejado de pagar.  El pueblo quiere saber los detalles, porque dice su propia sabiduría que “el diablo está en los detalles”.

Si esto no se aclara, al centavo, Luis Fortuño pasará a la historia como el primer mandatario que ha sido a la vez el primer evasor contributivo.

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