He
tratado, en los mensajes de esta semana, explorar con el lector las condiciones
indispensables para que el nuevo gobierno de enero en adelante se gane la
confianza del País en la misión de
rescate de todo en Puerto Rico: la
seguridad del ciudadano, la educación de los niños y jóvenes, la atención al enfermo,
al envejeciente, al pobre, al desempleado, y la integridad del ambiente y del
sentido cultural propio del puertorriqueño.
He postulado
que tal transformación exige una especial capacidad intelectual y moral para
trascender el partidismo, la reelección, el patronazgo de premios a los míos
--- aunque no tengan méritos --- y castigos a los otros, aunque los tengan.
Se
trata del carácter, de la potencia para la grandeza de alma --- como lo tuvo la
generación que educó a Puerto Rico de 1941 a 1969. No se trata, pues, de nada recóndito, ni se trata de cuadrar
el círculo. Se trata de la mezcla
de inteligencia y carácter, que proveen el valor para actuar al margen de las
pasiones.
¿Cree
el lector que las críticas a los seis miembros del Tribunal Supremo nombrados
por Fortuño y Rivera Schatz se basan en que son feligreses activos del
PNP? No, se basa en su falta de
carácter y profesionalismo, en su mediocridad como juristas, en su alegre
disposición de poner en ridículo al Tribunal ante no solo la opinión pública
general, sino ante sus pares de la profesión, para los que son un motivo de
vergüenza.
Justo
en el momento en que he querido sentar las indispensables expectativas y
condiciones para una administración pública a partir de enero, se me impone,
como a todo el País, la obscenidad política que los más altos funcionarios
ejecutivos y legislativos exhiben frente País.
Al
humanoide Rivera Schatz no le basta haber defendido la corrupción de Héctor Martínez,
antes de ayer, o la de Edgar Santana, ayer, sino que hoy le impone al País la
decisión de nombrar a Roger Iglesias diz que para investigar “irregularidades” o “ilegalidades”
del Juez Presidente, habiendo ya la Contralora de Puerto Rico --- pasiva e inerte, por lo demás ---
declarado taxativamente que no hay tales violaciones en la Administración de
los Tribunales ni en el Tribunal mismo.
La indecencia no para ahí:
Tommy Rivera Schatz, como dueño y señor de Corrección, jefe político de
los presos, desde Coquito y Héctor Martínez, apadrina a su colector de fondos
personales y partidistas, un tal Sammy Jackson, para dirigir el aparato
correctivo de guardias penales, con un record criminal a cuestas que no lo
salta un cabro.
Tomas
Rivera Shatz es un estorbo público, corrupto y padrino de corruptos hasta el tuétano,
y Luis Fortuño, falto de babilla y de carácter, contempla todo ese estercolero
como un observador curioso. Porque
más allá del dinero para amontonar él y sus amigotes, el País, el pueblo y la moral pública, le resbalan.
Yo pido
la previa. Que se vote ya, para
poder botarlo con su pandilla de pilletes.
Empecé a leer el libro Reign of Error-The Hoax of the Privatization Movement and the Danger to America's Public Schools de Diane Ravitch. Me parece interesante y muy relevante a los problemas que se hablan aquí. Si lo conoce, creo sería bueno mencionarlo o reseñarlo de alguna forma en el programa. Adelante con su análisis y opiniones, mucha falta que hacen.
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