miércoles, 4 de abril de 2012

Las Legalidades Inmorales de Luis Fortuño

La democracia liberal, vigente en occidente, en sus países más maduros, y concretada en las constituciones de los Estados Unidos y Puerto Rico, está en riesgo en Puerto Rico, ante la conducta inescrupulosa de Luis Fortuño que le roba al País sus instituciones fundamentales de pluralismo político, el orden electoral equitativo para todas las partes, accesible y secreto, todo ello en el altar del poder partidista totalitario.

Esa democracia liberal, que se originó en Inglaterra hace 300 años y nos llega  vía los Estados Unidos, está fundada en tres principios o entendidos básicos.  En primer lugar, el gobierno limitado, que deja vastas zonas sociales y de vida personal y privada al libre ejercicio de la libertad.  La otra cara de este supuesto es la concepción del gobierno como principal recurso para la paz y la seguridad, y de reglamentación de las interacciones públicas, que incluyen la educación, la salud, y la solvencia económica y justicia social como elementos del Bien Común.  En este sentido, el gobierno es el recurso colectivo de seguridad no sólo personal, sino social, por encima de los intereses y egoísmos privados.

El segundo supuesto exige un sistema electoral universal, de libre acceso, de escrutinio riguroso y honesto que proteja, como se hace por mandato constitucional en los Estados Unidos y Puerto Rico, la secretividad del voto, de tal manera que se evite la persecución política, el carpeteo, y la manipulación de los jurados con adeptos políticos de un lado o de otro.

Si no existe confianza en ese proceso, porque el partido en el poder se roba las instituciones normativas de ese derecho electoral---como ha hecho Luis Fortuño con sus alicates del Tribunal Supremo---al ciudadano sólo le queda la calle para confrontar a los nuevos bárbaros.  Ese es el costo de las inmoralidades supuestamente legales de Luis Fortuño.

En tercer lugar, una sociedad sin árbitros como los establece nuestra Constitución, está abocada al descreimiento total o a la violencia.  Al momento de escribir estas líneas eso es lo que está sucediendo en Puerto Rico: Luis Fortuño le ha quitado el gobierno al pueblo para entregárselo descaradamente a sus ricachos amigotes o a sus cadres partidistas o a sus alcahuetes por contrato.  En otras palabras, al PNP.

Se le ha quitado además, el voto limpio y secreto al ciudadano para encubrir su propio fraude en las recientes primarias.

Finalmente, ha destruido la confianza pública en el poder judicial---léase Tribunal Supremo---de tal manera que entre el gobierno de Fortuño y los partidos de oposición, y los ciudadanos, no hay árbitros para determinar la justicia.  Al convertir al Secretario de Justicia en un oficinista de trámites del PNP, y al Tribunal Supremo en burdo tarugo partidista de sus caprichos, podemos decir: ¡Adiós justicia, y adiós moral constitucional!

Si Luis Fortuño logra esa tirada fascista en el Tribunal Supremo, es decir, mediante sus ayudantes políticos en ese Tribunal,  entonces la suerte estará echada: se robará las elecciones del próximo noviembre y su Tribunal Supremo lo respaldará.

¡Ese es el cambio!

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