Al
momento de inaugurarse el próximo gobernador en enero del 2013 sabremos si
Puerto Rico --- como economía y sociedad --- tiene o no remedio.
En
ciencia y filosofía los principios son fundamentales, para marcar direcciones
en las explicaciones y los argumentos que de ellos se deducen. En política los principios son los
comienzos, los puntos de partida, los supuestos que validan o no la confianza
del pueblo.
Puerto
Rico, como va, como lo entregará Luis Fortuño, es una fruta que se va secando, consumiéndose al
amparo de la demagogia, el cinismo, la corrupción, y la irresponsabilidad, o en
el mejor de los casos de la incompetencia.
Pero tiene remedio, si
se somete a una cirugía radical que depure al organismo. Esa cirugía se llama sinceración y
verdad objetiva sobre lo que se hereda.
Desde la noche de las
elecciones hasta la toma de posesión en enero, el nuevo gobernador debe
anunciar --- y comprometerse a ello con el País --- que no le bastará el Informe
de Transición de la vieja a la nueva administración. Que instituirá un grupo profesional, técnico y político de
expertos en economía, administración pública, sociedad y ambiente, de fuera y
dentro del País, para recomendar al nuevo gobierno la racionalización de todo
el proceso de gobierno, de presupuesto, de gastos necesarios e innecesarios, de
contratos y subastas, en un régimen centralizado y transparente que economice
por lo menos una tercera parte de
lo que ahora se bota en politiquería e ineficiencia.
El próximo gobernador
tiene que decidir ahora si quiere pasar a la historia como síndico liquidador
de Puerto Rico y el ELA, o como el líder que rescató al País de las garras de
la mentira y la corrupción. Que
por falta de dinero no se inhiba de atreverse a la revolución moral y política
que la situación que hereda demanda.
Dinero hay de más en el tesoro público, si se usa racionalmente y
justicieramente --- en contratos y
subastas corruptas nada más hay un tesoro.
Se trata de una
estrategia de seriedad, de educación cívica a nombre y para el pueblo mismo.
Si se asume esa nueva,
radical e inteligente visión como principio, desde el comienzo, el apoyo del
pueblo fluirá espontáneamente, sin aparatosa y cara publicidad. Lo otro es repetir y empeorar la
crisis.
Para ello hay que poner entre paréntesis las pasiones triunfalistas de los partidos y volver en serio a la pedagogía de la verdad. ¡Ecos de Gandhi y de Muñoz!
Todo el pueblo espera
ansioso que se dé ese milagro, tan sencillo y necesario como el aire y el agua.
-- Parte IV -- El Ballet de Tommy y Sammy
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