miércoles, 4 de abril de 2012

Luis Fortuño: ¿Valores o Cinismo?

El descreimiento en la posibilidad de la verdad y la justicia --- por tanto, el abrazo de la mentira y la publicidad manipulativa como métodos de gobierno --- no la inventó Luis Fortuño, aunque el ha llevado esa actitud cínica al rango de política pública en toda su administración.

Desde la antigüedad clásica han existido defensores de buena fe del agnosticismo – es decir, de la imposibilidad de conocer la verdad de las cosas.  Otros, sus discípulos, han pensado que puede dudarse todo, pero que hay que buscar el límite de la duda con seriedad y método racional.  A eso, otros le añadieron el relativismo --- todo depende de la situación, las circunstancias, la perspectiva.  Finalmente, los cínicos, los precursores de Luis Fortuño, declararon que todo se vale, que todo es vaina, que lo que importa es el poder y el dinero:  la filosofía de los guaynabitos que preside y dirige Luis Fortuño.

Claro está, no luce bien defender ese cinismo de frente, honestamente como han hecho tantos en la historia, desde Protágoras el sofista, pasando por Maquiavelo el consejero de príncipes sin principios, hasta aterrizar en Ángel Cintrón y Marcos Rodríguez Pujadas en la carta de Fortuño.

Ese cinismo permite a Fortuño --- o cree él que le permite --- atacar los programas de  Obama en Estados Unidos y beneficiarse y usarlos politiqueramente en Puerto Rico, sin ruborizarse.  Eso le permite desviar el tesoro público, en más de quinientos (500) millones hacia sus amigotes en contratos leoninos, sin subastas, mientras hambrea instituciones sociales y despide decenas de miles del servicio público.

Ese cinismo le permite llamar “Vía Verde” a la más radical y abusiva devastación de la naturaleza verde del País, mientras alimenta a sus amigotes con millones, sin permisos, y ante el rechazo universal del pueblo.

Ese cinismo le permite, finalmente, definir el problema social del País --- pobreza, crimen, desastre escolar, el robo legal de los fondos públicos con planes de salud depredadores del presupuesto, mediante el “robo legal” defendido por Fortuño --- como un asunto de “Valores” que el pueblo no tiene y que Fortuño le va a enseñar con la “medicina amarga” de los despidos, el desempleo y su entrega supina a los que el Presidente Roosvelt llamó en 1932 “los malhechores del gran capital”.

Eso es cinismo, aunque se venda como “Valores”.  El pueblo no es filosofo, ni cínico.  Juzga por los frutos. Y recuerda la metáfora de Jesús, sobre la higuera estéril.  Y sabe descifrar los paquetes y los pasteles ciegos, todo envoltura, sin contenido.

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