lunes, 23 de abril de 2012

Medicina Amarga para el Pueblo y Dulce Bonanza para Fortuño

Las revelaciones hechas por Aníbal José Torres sobre las aventuras financieras de Luis Fortuño, con su socio empresarial, Ivar Pietri, a raíz de convertirse en Comisionado Residente y desde entonces, constituyen un escándalo de corrupción ligada al poder de su cargo para influir indebidamente en el lucro suyo y de sus amigotes.

Que los ingresos de Fortuño, de origen especulativo en sus negocios de acciones con su amigote hayan saltado de un cuarto de millón de dólares a medio millón, y de ahí a cinco millones del 2005 al 2007 --- sus años de Comisionado Residente --- constituye  un escándalo y una afrenta, un insulto a un pueblo al que se le impuso la “medicina amarga” de la Ley 7, de los treinta mil despidos, de la contribución especial --- la mordida especial --- de Fortuño sobre la propiedad, y marca la separación entre los “valores” de Fortuño y los “valores”,  y los sinsabores del pueblo.

El País necesita un gobernador, y una Legislatura, que al oír el vocablo pueblo sepa de qué, y de quien se trata:  la inmensa mayoría pobre y sin horizontes, que aún así alimentan la gula multimillonaria de Luis Fortuño.

En noviembre próximo veremos si el pueblo sano y maltratado vota por sus enemigos, por este grupito de depredadores que Fortuño alimenta y protege, tan parecidos a él, o si vota por sí y para sí mismo, por su justicia. 

Existen en el mundo gobernantes que contratan para ofrecer mejores servicios al pueblo.  Pero Fortuño usa el dinero del pueblo para dar contratos leoninos a sus panitas, a los que el Presidente Roosevelt llamaba “malefactors of great wealth”.

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