El
hombre tiene una pasión federal de índole claramente erótica. Policías federales, superintendentes
federales y soluciones federales a problemas netamente puertorriqueños, además
de ideología oligárquica republicana federal, y cortes federales para entender
en conflictos o diferencias internas al Estado Libre Asociado que juró defender
en su juramento de toma de posesión pero que traiciona todos los días.
Pero
como dice un viejo aforismo bíblico del Antiguo Testamento: “tu pecado te alcanzará”. Y así ha pasado con los embustes y
promesas falsas de Fortuño esta semana.
La rebaja de la luz y el agua, entre otros muchos engaños, ahora declara
que no se pueden cumplir. La
corrupción interna de esas agencias llega a los cielos. Porque los chavos no dan para robar y
dar buenos servicios económicos a un tiempo. El gato está fuera del saco. Las promesas engañosas a sabiendas, y su incumplimiento,
eran cosas que sabíamos desde el principio. Ahora el hombre le dice al País, en una confesión patética,
que no puede cumplir esas promesas.
Pero aún
en el acto de confesar el hecho de su engaño, incurre en uno nuevo, y esta vez
a nivel federal. Porque le dice al
País, acá entre nosotros, que ha cumplido con todos los requisitos de permisos
federales para el Tubo de la Muerte, que el cínicamente bautizó como Vía Verde y que ahora los
federales de la EPA y del Cuerpo de Ingenieros le salen al paso y desmienten
las declaraciones de Fortuño de supuestamente haber cumplido con todos los
documentos requeridos. Los federales
no le dicen que miente, como le decimos aquí en boricua, sino que no es verdad
lo que alega y le dice al pueblo sobre esos permisos. Los permisos no existen. Los documentos no existen. Lo que sí existe es la patología endémica de la mentira de
Luis Fortuño, y ahora a nivel federal.
El País
debe pedir la previa, es decir, volver a la discusión y decisiones políticas
previas a las elecciones del 2008.
Con tres años basta. El País
no aguanta más.
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