viernes, 20 de julio de 2012

Aeropuertos, Hospitales, Autopistas y Peajes

Todo está a la venta en el Kiosko de liquidación de Luis Fortuño.  ¿Y qué liquida?  ¿Qué es lo que está en pública subasta en el gobierno de Puerto Rico?  El Estado Puertorriqueño, que tiene su origen real en 1952, cuando se estableció el Estado Libre Asociado.

Previo a 1952, en las décadas y centurias del despotismo monárquico español, en Puerto Rico no había estado.  Había una administración colonial establecida por y al servicio de la metrópolis.  Hubo un amago de creación del Estado Puertorriqueño mediante el régimen autonómico creado por Luis Muñoz Rivera y Práxedes Mateo Sagasta, en 1897.  Pero apenas establecido, los Estados Unidos lo destruyeron en 1898.  De ahí a 1952 rigió un sistema administrativo clásicamente colonial, hasta 1952.

Socialmente, económicamente, administrativamente, los hacendados del café, el tabaco y la caña, y sus políticos, abogados, comerciantes y legisladores fungían de clases políticamente dominantes, pero en realidad no existía el Poder Público, el Estado, como organización política del pueblo.  Existía una administración que respondía, como en los tiempos de España, a las autoridades de la metrópolis, Washington ahora, en vez de Madrid.

Los fundamentos políticos de ese Estado Puertorriqueño creado por Luis Muñoz Marín y el Partido Popular Democrático supuso quitarle el poder político al poder económico, y crear unas instituciones --- Departamentos, Agencias, Planificación, Personal, Presupuesto, y Juntas de todo tipo que planearan y tramitaran los asuntos de los ciudadanos de una manera racional y efectiva, al margen de los caciques y dueños colmillús de la economía privada, que eran poderosísimos.

Ese proceso de creación y normalización del Estado Puertorriqueño va desde 1941 al 2008, independientemente de las guerras y cambios electorales.  Por eso resulta tan dramáticamente destructiva la gestión y la teoría de Luis Fortuño de que para servir al pueblo hay que destruir el Estado, que es la forma jurídica, la matriz del gobierno.  Se destruye el Estado, se reduce el gobierno, ¿y quién gana?  Gana la nueva casta de colmillús que rodean y sostienen a Fortuño.  Es una vuelta a los siniestros años 30 del pasado siglo.

Los ejemplos burdos de esa faena de destrucción institucional saltan a la vista:  los hospitales, el aeropuerto, las carreteras, los peajes --- todas obras del pueblo a través de su Estado Puertorriqueño.  ¿Quiénes son los vendedores?  Los mismos que usó Rosselló para vender los hospitales a precio de quemazón:  Marcos Rodríguez Pujada y Luis Fortuño.  ¿Quién financió esas obras?  El sudor del pueblo.  ¿Quién se beneficia ahora con la privatización que parece más venta que otra cosa?  Los nuevos colmillús, del patio o extranjeros.

La Constitución de Estados Unidos habla de “bienestar general” como principio filosófico de finalidad del estado.  Porque existe “un propósito público” en la democracia representativa.  La comunidad democrática no es una plaza comercial, es un organismo moral que aspira al Bien Común.  Desde ese punto de vista Luis Fortuño es un traidor moral al compromiso que hizo con el pueblo.  Porque si le hubiese dicho la verdad de lo que iba a hacer, jamás hubiese sido electo.  Porque el pueblo no es suicida.

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