martes, 17 de julio de 2012

Los Infalibles Fallaron

La historia de la humanidad cuenta con sólo dos instancias en que se atribuye infalibilidad a la acción que se ejerce --- moral y políticamente --- sobre el escenario público, de una civilización o de una sociedad particular.

El primer caso, el de más consecuencia y peores efectos en la vida humana, es el de la Iglesia Romana, que funda las arbitrariedades y abusos de poder sobre tantas almas ignorantes y piadosas en el reclamo de infalibilidad papal.  Claro, los mismos papas que la reclaman alegan que es sólo aplicable a cuestiones de fe y de moral, que a fin de cuentas su dialéctica totalitaria aplica a todas las cuestiones de la vida humana.  Consecuencia: despotismo espiritual sobre esta vida y la venidera, “whatever that means”.

El segundo caso de infalibilidad reclamada por un jerarca nos toca más de cerca:  Luis Fortuño reclama, y actúa como si fuera cierto, la infalibilidad de todo lo federal en Puerto Rico.  Ha federalizado al País, desde la educación y la salud hasta la policía y la lucha contra el trasiego de drogas en Puerto Rico, interna y externamente.

Su primer nombramiento fue federal: el de Figueroa Sancha como Superintendente de la Policía:  ¡el federal lo hace mejor!  Esa acción representó una bofetada al cuerpo de la Policía, al que se declaró inepto para dirigir.  A eso siguió el otro federal, el de la Guardia Nacional, que resultó tan inepto como el primero, pero federales los dos.  El tercero, Carlos Pesquera, es un americucho del FBI que lleva el mismo rumbo de arrogancia, ignorancia social, y actitudes politiqueras, idéntico a los primeros dos.  Pero son federales, y sus nombres deben producir el resultado mágico, de abracadabra, que transforme por arte de magia federal el cuadro social de la criminalidad, del cual no tienen la más mínima idea, ni ellos ni  Fortuño.  ¡Federal!  ¡FBI!  ¡Abracadabra, y ya está resuelto el problema del crimen y la inseguridad radical que sufre nuestro pueblo!

Como colofón a esa simplonería fortuñista, Fiscalía Federal confiesa que metió la pata en el encarcelamiento sumario de un joven, el “Menor”, con quien creían que habían resuelto el crimen contra el joven holandés hace dos semanas.  Primero se pusieron los galones, y luego tuvieron que arrancárselos ellos mismos.  Los federales no son infalibles.  El País anda gozoso por ese descubrimiento.

Pero el mito federal no se agota en la metida de pata contra el “Menor”.  Ahora Fortuño reclama que los otros federales, Jane Napolitano y los burócratas de la Seguridad Nacional y de la DEA le van a resolver el problema del trasiego de drogas hacia y fuera de Puerto Rico.  Ahora sí, dice Fortuño, los federales le van a sacar las castañas del fuego:  van a reexaminar su operación para reducir la vulnerabilidad de Puerto Rico en ese negocio internacional.  ¡Sentémonos a esperarlo!  A la velocidad con que actúa la burocracia federal, si algo cambia, Fortuño lo observará como ciudadano privado, en alguna urbanización rica de Alexandria o vecindario de Washington, como abogado corporativo de la claque republicana de allá.  


Al lector no se le escapará el método de Luis Fortuño, como el gato mal agradecido muerde la mano que lo alimenta.  Se une a la derecha republicana de allá para atacar todos los programas de Obama, y luego va rogando a los funcionarios de Obama que le resuelvan los problemas que su incompetencia no ha podido resolver acá.

¡Los federales! ¡Los infalibles! ¡Fallaron!  Ellos son el pueblo de Fortuño, no los pobres y menesterosos boricuas.  Fortuño es un extranjero en Puerto Rico.  El 6 de noviembre próximo debemos excusarlo para que se una lo más pronto posible a sus conciudadanos republicanos de allá.

3 comentarios:

  1. Ya sabemos que a Fortuño ni al PNP le interesa la estadidad. En Puerto Rico hay una élite económica que se opone tenazmente a la redistribución del ingreso que supone el tener que pagar 1,000 millones de dólares en contribuciones federales para que éstos se destinen a las clases trabajadoras vía el Earned Income Tax Credit. Pues en una economía donde el salario promedio es un tercio del promedio en los Estados Unidos, el 80% de la población estaría exenta de pagar contribuciones federales de la misma manera que lo está el 50% de los contribuyentes norteamericanos cuyo ingreso familiar medio de $50,000 los exime de tener que pagar contribuciones federales.

    En realidad la estadidad murió con Barbosa. Los partidos estadistas de los hacendados azucareros nunca fueron estadistas. Toda la retorica de Miguel Ángel Méndez era pura retorica en el convencimiento de que nunca iban a ganar las elecciones. Y el gran interés de Luis Ferré, que sabía que no tenía el apoyo de los colmillús, era volver a ser reelegido.
    Así, el gran interés de Fortuño es el presupuesto del gobierno estatal y los intereses exentos de la deuda pública de Puerto Rico que llega a 68,000 millones de dólares, por los cuales hay que pagar $3,000 millones, equivalentes a la misma cantidad que las administraciones de Sila Calderón y Aníbal Acevedo Vilá dejaron de déficit. Esos $3,000 millones podríamos decir que fueron el costo de evitar que Pedro Rosselló llegara a ser gobernador en el 2004 y arruinara el monopolio de la plutocracia puertorriqueña.
    Ese costo, claro, lo habría de pagar el pueblo de Puerto Rico, así como también el desfalco del sistema de retiro que perpetraron los populares cuando estaban en el poder. Para eso la plutocracia escogió a Luis Fortuño que lo primero que hizo fue encomendar a Arturo Carrión para que diseñara un plan de ajustes de las finanzas del gobierno de Puerto Rico. La solución de Carrión y Fortuño fue desmantelar el estado para que aparecieran los $3,000 millones que se necesitaban para sacar ilesos a los bonistas. “To make them whole”, como dicen en The Wall Street Journal. Y siguiendo el ejemplo de Aníbal, cuando decía que no iba a implementar el sales tax, Fortuño prometió que el único empleo que iba a eliminar era el del gobernador.
    Así vimos como Kenneth McClintock y Fortuño no tuvieron reservas en unirse a Aníbal Acevedo para descarrilar a la gran amenaza que representaba para la oligarquía de Puerto Rico una victoria de Rosselló. Una vez completado el trabajo, Fortuño, como se puede apreciar en el video, http://www.newsmax.com/Headline/fortuno-puerto-rico-elections/2012/07/17/id/445625 está listo para buscar nuevos horizontes con el ala más reaccionaria del partido republicano de Estados Unidos.
    Puerto Rico, Puerto Pobre. Después que la oligarquía criolla se las arreglara para crear una recesión criolla del 2000 al 2008, le viene encima Fortuño junto con la crisis de las hipotecas subprime. Y no hay quien que diga que Muñoz Marín se equivocó cuando echó de lado a los economistas, que en aquel tiempo no estaban todos vendidos con los bancos, y apostó con el farmacéutico que rencarnó en Luis Fortuño.

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  2. Saludos Jose Arsenio

    Fui estudiante de Juan B. Aponte quien me comento sobre lo accidentado y tortuoso que fue el proceso de la aprobación de la Ley de la ACCA. Me gustaría que en algún momento comentara sobre ello.

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  3. Para tener una información correcta sobre el proceso legislativo y la aprobación de la ley que creó la ACAA no existe mejor fuente que la del amigo Juan B. Aponte. Trabajamos juntos en aquel proceso, yo desde el Senado de Puerto Rico y él desde su oficina de peritaje sobre el asunto. El enemigo principal del proyecto que creó la ACAA fue Rafael Hernández Colón, contratado por la Asociacion de Compañías de Seguros, dirigida por Manuel San Juan. La información que circuló en el Senado en aquel momento era en el sentido de que Hernández Colón se había ganado $50,000 en aquel intento de descarrilar la legislación. El gobernador Roberto Sánchez Vilella se mantuvo firme y Hernández Colón se quedó solo, acompañando a los republicanos que objetaron la ley. Debe recordarse que para aquel momento ya el gobernador había destituído a Hernández Colón como Secretario de Justicia, por razones de deslealtad que el tiempo vino a confirmar en la campaña de 1968.

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