Hitler empezó
--- legalmente, a destruir, eliminar, todas las instituciones de control, de límites
al poder del estado, que tiende siempre a tragárselo todo. Destruyó el poder judicial, los
sindicatos, los otros partidos, las universidades --- igualito que Fortuño.
Saquemos
cuenta. En la Ley 7 botó del
servicio público a más de 30,000 empleados que llegaron a sus puestos bajo
otras administraciones y otros partidos, por partes iguales. No sólo hizo eso, sino que lo hizo bajo
el manto supuesto de una “emergencia financiera” basada en embustes y números
fatulos, para hacerle espacio a las tropas azules que fueron luego entrando por
la puerta de atrás, mediante su cuerpo administrativo partidista, politiquero,
inpreparado.
A esa
emergencia sumó la “emergencia energética” --- de puro embuste, ya que el costo
del combustible y las fuentes alternas al petróleo eran las mismas que son
hoy. Pero él aprovechó la
incapacidad de su rebaño legislativo para especificar, en esa falsa emergencia,
que los contratos para implementarla no se tenían que conformar a las leyes
vigentes, por ser supuestamente una emergencia. Eso le concedió la patente de corso de convertir la
Fortaleza en una oficina de contratos, cenáculo de buscones, tumbólogos y
favoritismo a sus amigotes ricos, protegidos por Marcos Rodríguez Pujada, el
destructor del sistema de salud pública de Puerto Rico, al servicio de Pedro
Rosselló.
Claro
está: ninguna de esas emergencias podría
validarse bajo el estado de derecho vigente al 2 de enero de 2009. Porque había un Tribunal Supremo que
aplicaba las leyes con rigor, cultura jurídica y pudor personal.
Eso exigía,
por tanto, destruir primero la independencia judicial, por lo que Fortuño maquiavélicamente
diseñó un Tribunal Supremo PNP --- mientras más torpes y más incultos mejor. Aumentó el número de jueces… ¡y ya está! Se puede abolir la ley de gravitación
universal y ese combo de tarugos con toga dirán que sí a base de que lo dice el
gobernador de su partido y el rebaño de Puerta de Tierra. La última decisión de este mini-tribunal
es tan torpe, tan ilegal, que abochornaría a cualquier estudiante de segundo año
de Derecho.
Con ese
comité político allí, donde una vez actuó el Tribunal Supremo de Puerto Rico,
no hay límites a lo que este mini-caudillo tropical puede hacer con
impunidad. Por eso se esmandó con
la Ley 7 y con la “emergencia energética” que facilitó el robo organizado en la
Autoridad de Energía Eléctrica. Allí están los cuarenta ladrones. Alí Babá está en Fortaleza.
Por eso
digo, para el País sano … la emergencia
es Fortuño.
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