miércoles, 25 de julio de 2012

Estado Libre Asociado: Por la Fuerza del País

Palabras con luz de Luis Muñoz Rivera:  “La fuerza está en el País”.  Siempre contó con eso, actuó a base de eso, y fue triunfador, política y moralmente, a base de ese elemental principio democrático, aún más allá de los votos.

Luis Muñoz Marín adoptó esas palabras para decirlas al pueblo, en Mayagüez, en su acto de retiro de la gobernación y ante la protesta afectiva de aquella Asamblea General, que “yo no soy la fuerza, tú eres tu fuerza”.  ¿A qué se referían ambos gigantes del patriotismo creativo de vida abundante para este pueblo?  Sencillamente que hay que contar con el pueblo: sus urgencias, sus necesidades, sus problemas y angustias y penurias, para a nombre suyo, y con la fortaleza que él brinda, hacer patria desde el poder, desde el gobierno, desde la representación de su confianza en las urnas que sólo la democracia provee.

Por más que los detentores accidentales del poder --- por engaño, por mentiras, por el arte de la simulación --- quieran fungir como representantes del pueblo, mientras liquidan sus empleos, sucumben al soborno --- y aquí Fortuño no sólo continúa, sino que supera a Rosselló --- reduce los servicios, se lucra personal y familiarmente de la legislación que aprueba, destruye todas las instituciones de servicio a la comunidad para asegurarse el poder total, a lo Hitler, Franco y Stalin, la duplicidad cínica es demasiado protuberante.

A esa infamia no se le opondrán meramente los partidos de oposición. Frente a esa infamia saldrá vibrante el País, el pueblo de Puerto Rico, con su fuerza, su capacidad de indignación, la misma que Luis Muñoz Rivera convocó contra el despotismo español y sus incondicionales de entonces --- que así se llamaban ellos mismos --- y que Luis Muñoz Marín volvió a convocar contra los “colmillús” republicanos de los años 30 del pasado siglo, anticipo fotostático de los riquitos y amigotes de Luis Fortuño.  A esos, en 1932, el Presidente Roosevelt les llamaba “malefactors of great wealth”.  Aquí, esos malefactores de Fortuño están acompañados, como mandaderos útiles, por una legión de buscones --- legisladores corruptos y analfabetos y contratistas de embuste, para robarle al pueblo el Bien Común y su patrimonio.

La fuerza está en el País.  El País es la fuerza, no el líder accidental que dice representarla.

En principio, esa realidad explica la fuerza contínua del Estado Libre Asociado.  Porque es el status del pueblo, que ha producido para el pueblo, que interpreta cabalmente el carácter político del pueblo, y que repudia las retóricas huecas y las ideologías desarraigadas de unas micro minorías leguleyas que trafican, en la tierra de las realidades relativas, con absolutos que sólo existen en sus cabezas, no importa la buena fe con que predican su irrelevancia a las vidas concretas y los problemas que constituyen las penurias del pueblo.

Desde tiempos de Baldorioty, Muñoz Rivera y Matienzo Cintrón, la autonomía --- el centro político, la tercera vía, práctica, realizable, dinámica como los pueblos mismos --- ha sido la clave política de los líderes de pueblo --- no de ideologías abstractas y altisonantes --- que han definido, articulado, en busca de respaldos que ayuden a concretarla en programas de acción, mediante una pedagogía política  que no desprecia la inteligencia del pueblo, su fuerza.

No hay nada intrínsecamente malo en la independencia como régimen político.  Excepto que es imposible en Puerto Rico, por decisión centenaria del pueblo mismo.  Continuar con esa predica y con ello negarle respaldo al Estado Libre Asociado, por escrúpulos puristas de abogados e intelectuales a espaldas del pueblo, es negarle fuerza al pueblo mismo para castigar a sus enemigos reales del fortuñismo oligárquico y fascista.

Lo mismo vale contra la pasión estadista.  No tiene sentido espiritual en nuestro pueblo, y no tiene sentido para los propios americanos.  Es otra negación terca de lo posible, de lo demostradamente productivo para Puerto Rico, el autonomismo del Estado Libre Asociado.

Ante el País como electorado para noviembre 6, debe latir una pregunta:  en los 114 años de relación de Puerto Rico y los Estados Unidos, ¿qué contribución específica han hecho los nacionalistas e independentistas a la capacidad del País para gobernarse a sí mismos?  Yo contesto, ninguna, cero.  Retórica sí, ideología sí, protestas y denuncias sí, pero ¿contribución positiva para que el pueblo ejerza sus derechos y poderes?  Cero, ninguna.  Hablar, denunciar, dibujar quimeras inexistentes e imposibles, eso sí. 

Pero eso no basta.  La misma pregunta hay que hacerle a los estadistas, de Don Luis A. Ferré, Miguel Ángel García Méndez y el doctor Leopoldo Figueroa hacia acá, hacia el mundo de Carlos Romero, Pedro Rosselló y Luis Fortuño.  La respuesta es cero, nada, sino predicar pajaritos preñados para llevar al País a donde no lo quieren, y no quiere ir.

Ya es tiempo que el pueblo --- la fuerza del País --- le saque la cuenta.  La fuerza del País para mejorarse, racionalmente, incrementalmente, contra toda faena de entrega y disolución.  La fuerza del País para resolver problemas de gente y pueblo, no para ideologías ingrávidas --- sin gravitación hacia la realidad, como hace la izquierda perfeccionista en el vacío. 

Estado Libre Asociado:  clave de libertades --- si las defendemos --- y de progreso, desde problemas muy difíciles y agobiantes, evitando los vacíos, los precipicios que las ideologías fantasiosas predican. 

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