lunes, 9 de julio de 2012

La “Renuncia” de Fortuño

La primera plana de El Nuevo Día de hoy lunes 9 de julio lo implica todo:  Fortuño renunció.  ¿Por qué?  Porque, según dijo, no puede dirigir un programa de gobierno --- si lo tuviera --- firme y efectivo. Se confiesa ser enemigo implacable de un gobierno de servicio al pueblo, en pos siempre de lo que se ha conocido en Occidente, desde Clístenes y Solón hasta John Dewey y José Ortega y Gasset, como el Bien Común, o en términos norteamericanos democráticos, como “el Público”, es decir el pueblo que vota confiado que el gobierno es su instrumento principal para asegurar la justicia, que es la virtud social por excelencia.

Luis Fortuño compareció ante ese pueblo en el 2008, con su libro azul de cientos de páginas, prometiendo que resolvería, bajo su gobierno, los acuciantes problemas de la gente:  en la economía, la salud, la educación, la seguridad, mediante un gobierno justo, dinámico, honesto, eficiente.  Lo que ha producido es una avalancha de corrupción y autoritarismo fascista, mediante un gobierno de poderes omnímodos que ha concentrado el poder social en un poder gubernamental más fuerte que nunca antes en nuestra historia, desde los días de Romualdo Palacios hace siglo y cuarto: el gobierno más total y fuerte, por legislación propuesta por el mismo.

Fracasado en esa gestión de gobierno, por debilidad, por cobardía ante los caciques legislativos, por corrupción masiva originada en la Fortaleza misma, por hipocresía y mendacidad personal, sale ahora --- cuando se siente derrotado ante y por ese pueblo --- con el cuento patético de que lo que ocurre es que él no cree en un gobierno fuerte y efectivo, como lo necesita el pueblo, como él mismo lo prometió.

Se trata de una pobre excusa. ¡“No las puedo comer, no están maduras”!, dijo la zorra en la fábula.

¡El hombre es un fraude viviente, un paquete bien envuelto!  Porque se necesita cuajo --- como decía mi vieja --- para solicitar dirigir el gobierno, fracasar en tres años y medio, y reclamar ahora que la razón es filosófica, que no cree en el gobierno.  Que se vaya con doña Luce a Virginia y monte un pequeño “beauty parlor”, para que nosotros no tengamos que pagarle sus polvos y coloretes, mediante el gobierno grande que él aborrece.

¡Ah!  Pero que no se desespere el pueblo, porque él tiene un programa de valores, dirigido por un conocido raquetero fundamentalista, y por sus congéneres Otoniel Font y Wanda Rolex, que le van a resolver el problema económico, el social, el de inseguridad, el de la salud y el de la masiva corrupción que dirige el propio Fortuño desde Fortaleza.  Quizás ya ha encontrado el gobernador otra líder para ese programa de valores, la señora de Gaffer, el botado de la AEE, por su fino estilo de comunicación social, que los niños necesitan urgentemente.

Ese programa seguramente enseñará los “valores” de Fortuño:  el dinero, el poder a como dé lugar, la mentira dicha con carita de monaguillo, la corrupción, que no lo es cuando se trata de sus amigotes delincuentes.  ¡Para eso el gobierno es fuerte!  Para servir a las necesidades perentorias del pueblo, ni pensarlo…

Si no puede gobernar, como es ya demasiado patente, que deje a otro.  En todo caso, el pueblo le aceptará la renuncia el próximo seis de noviembre, y corregirá su error del 2008.

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