La
callosidad republicana de allá, que los de acá imitan como monos amaestrados, privaría
a la familias más pobres de un respiro en efectivo para gastos que no son
estrictamente alimentos. Eso es
sencillamente humano. Pero no para
MIDA, porque su glotonería no permite resquicios de caridad o compasión. Se lo quieren atragantar todo. Son mercaderes de mercancías, y no
andan en el asunto de la justicia.
Pero, esa es nuestra clase dirigente, la que rodea a Luis Fortuño en la epifanía
cotidiana de la avaricia.
Bien ha
hecho el PPD en oponerse a tal fechoría, de ricos contra pobres, aún en un
asunto en que a los ricos no le cuesta un centavo.
¡Se
trata de la sublimación de la avaricia!
Vergüenza debería darles.
Pero no les da.
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